Bienvenidos a este bello espacio donde encontras muchas reflexiones, flores, rosas, arreglos florales y mucha paz
viernes, 21 de febrero de 2014
ROSAS AMARILLAS
SER FUERTE
Ser fuerte es amar a alguien en silencio.
Ser fuerte es irradiar felicidad cuando se es infeliz.
Ser fuerte es intentar perdonar a alguien que no merece
perdón.
Ser fuerte es esperar cuando no se crea en el regreso.
Ser fuerte es mantenerse en calma en los momentos de
desesperación.
Ser fuerte es demostrar alegría cuando no se siente.
Ser fuerte es sonreir cuando se desea llorar.
Ser fuerte es hacer a alguien feliz cuando se tiene el
corazón en pedazos.
Ser fuerte es callar cuando lo ideal sería gritar a todos
tu angustia.
Ser fuerte es consolar cuando se necesita de consuelo.
Ser fuerte es tener fe aunque no se crea.
Por eso, mismo durante la dura realidad y por más difícil
que la vida pueda parecer: ¡Ama y sé Fuerte!
Para compartir:
ANGELES CALLEJEROS
Diane, una joven estudiante de la universidad, estaba en
casa por el verano. Fue a visitar algunos amigos en la noche y por quedarse
platicando se le hizo muy tarde, más de lo que había planeado y tuvo que
caminar sola a su casa. No tenía miedo porque vivía en una ciudad pequeña y
vivía sólo a unas cuantas cuadras del lugar.
Mientras caminaba a su casa, pidió a Dios que la
mantuviera salvada de cualquier mal o peligro. Cuando llegó al callejón que le
servía como atajo para llegar más pronto a su casa decidió tomarlo.Sin embargo
cuando iba a la mitad, notó a un hombre parado al final del callejón y se veía
como que estaba esperando por ella.
Diane se puso nerviosa y empezó a rezar a Dios por
protección. Al instante un sentimiento de tranquilidad y seguridad la envolvió,
sintió como si alguien estuviera caminando con ella; llegó al final del
callejón y camino justo enfrente del hombre pero no pasó nada y llegó bien a su
casa.
Al día siguiente, leyó en el periódico que una chica
había sido violada en aquel mismo callejón unos 20 minutos después de que ella
pasara por allí.
Sintiéndose muy mal por esa tragedia y pensando que pudo
haberle pasado a ella, comenzó a llorar dando Gracias a Dios por haberla
cuidado y le rogó que ayudara a la otra joven. Decidió ir a la estación de
policía, pensó que podría reconocer al hombre y les dijo su historia.
El policía le preguntó si estaría dispuesta a identificar
al hombre que vio la noche anterior en el callejón, ella accedió y sin dudar
reconoció al hombre en cuestión. Cuando el hombre supo que había sido
identificado, se rindió y confesó.
El policía agradeció a Diane por su valentía y le
preguntó si había algo que pudieran hacer por ella y ella le pidió que le
preguntaran al hombrepor qué no la atacó a ella cuando pasó por el mismo
callejón.
Cuando el policía le preguntó al hombre el contestó:
“Porque ella no estaba sola, había dos hombres altos caminando uno a cada lado
de ella”
COMO LOS ARBOLES
Tiempo atrás, yo era vecino de un médico cuyo hobby era
plantar árboles en el enorme patio de su casa. A veces observaba, desde mi
ventana, su esfuerzo por plantar árboles y mas árboles, todos los días. Lo que
mas llamaba mi atención, entretanto, era el hecho de que el jamás regaba los
brotes que plantaba. Pase a notar, después de algún tiempo, que sus árboles
estaban demorando mucho en crecer.
Cierto día, resolví entonces aproximarme al medico y le
pregunte si el no tenia recelo de que las plantas no crecieran, pues percibí
que el nunca las regaba. Fue cuando, con un aire orgulloso, el me describía su
fantástica teoría. Me dijo que, si regase sus plantas, las raíces se
acomodarían en la superficie y quedarían siempre esperando por el agua fácil,
que venia de encima.
Como el no las regaba, los árboles demoraban mas para
crecer, pero sus raíces tenderían a migrar hacia lo mas profundo, en busca del
agua y de los variados nutrientes encontrados en las capas mas inferiores del
suelo. Así, según el, los árboles tendrían raíces profundas y serian mas
resistentes a la intemperie. Y agrego que el frecuentemente daba unas palmadas
en sus árboles, con un diario doblado, y que hacia eso para que se mantuvieran
siempre despiertas y atentas. Esa fue la única conversación que sostuve con mi
vecino.
Tiempo después fui a vivir a otro país, y nunca mas volví
a verlo. Varios años después, al retornar del exterior, fui a dar una mirada a
mi antigua residencia. Al aproximarme, note un bosque que no había antes. Mi
antiguo vecino, había realizado su sueño!!. Lo curioso es que aquel era un día
de un viento muy fuerte y helado, en que los árboles de la calle estaban
arqueados, como si no estuviesen resistiendo al rigor del invierno.
Entretanto, al aproximarme al patio del medico, note como
estaban sus árboles: Prácticamente no se movían, resistiendo estoicamente aquel
fuerte viento. Que efecto curioso, pensé… Las adversidades por las cuales
aquellos árboles habían pasado, llevando palmaditas y habiendo sido privados de
agua, parecía que los había beneficiado de un modo que el confort y el
tratamiento mas fácil jamás lo habría conseguido.
Todas las noches, antes de ir a acostarme, doy siempre
una mirada a mis hijos. Observo atentamente sus camas y veo como ellos han
crecido. Frecuentemente oro por ellos. En la mayoría de las veces, pido para
que sus vidas sean fáciles, para que no sufran las dificultades y agresiones de
este mundo…
…He pensado, entretanto, que es hora de cambiar mis
ruegos. Ese cambio tiene que ver con el hecho de que es inevitable que los
vientos helados y fuertes nos alcancen. Se que ellos encontraran innumerables
dificultades y que, por tanto, mis deseos de que las dificultades no ocurran,
han sido muy ingenuos.
Siempre habrá una tempestad en algún momento de nuestras
vidas, porque, queramos o no, la vida no es muy fácil. Al contrario de lo que
siempre he hecho, pasemos a orar para que nuestras raíces sean mas profundas,
de tal forma que podamos estar firmes en Dios y tener fe en que el nos va
apoyar y estará siempre allí para nosotros.
Pedimos siempre tener facilidades, pero en verdad lo que
necesitamos hacer es pedir para desarrollar raíces fuertes y profundas, de tal
modo que cuando las tempestades lleguen y los vientos helados soplen,
resistamos con firmeza, en vez de que seamos subyugados y barridos. La
naturaleza nos enseña muchas cosas si las sabemos ver…
miércoles, 12 de febrero de 2014
LA NIÑA DE SUS OJOS
Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos: Tras la
gloria me enviará él a las naciones que os despojaron; porque el que os toca,
toca a la niña de su ojo. Zacarías. 2:8
El ojo es el órgano externo más protegido que tenemos en
el cuerpo; es una de las partes más frágiles. Por eso, Dios lo ha protegido de
una forma especial con: el parpado, las cejas y las pestañas.
¿Alguna vez, te has tocado, la niña del ojo?
¡Más difícil todavía! ¿Alguna vez, alguien ha intentado
tocarte la niña del ojo?
Si alguien intenta meterte el dedo en el ojo; no sólo le
cierras, sino que te das la vuelta para protegerlo; y además, lo cubres con la
mano.
Esta propuesta, parece un tanto infantil; pero esto mismo
es lo que el Señor dice en su palabra: Él nos protegerá de cualquier ataque
externo.
El ojo nos comunica con el exterior; es la ventana de
nuestro cuerpo. A través de él podemos ver todo lo que nos rodea. (Por
supuesto, que las personas invidentes, también se relacionan con el exterior,
pero ejercitando el resto delos sentidos).
El Señor protege a su pueblo de tal forma, que, aquel que
se atreva a tocar al pueblo de Dios; se las tiene que ver con Dios mismo.
La Iglesia es el ojo de Dios.
La Iglesia, es quien tiene la responsabilidad y el
privilegio de dar a conocer el mensaje del evangelio; hace la misma labor que
el ojo en el cuerpo humano, ser esa ventana abierta para asomarse al exterior.
Quien toca a Su Iglesia toca la niña de Sus ojos.
Cualquiera que: acosa, critica, daña, ofende, defrauda,
perjudica, etc. a un hijo de Dios, comete esa acción, contra Dios mismo.
Tratar sin amor, misericordia, cordialidad, compañerismo;
a un hermano es como cometer esa misma falta hacia Dios mismo. Esto quiere
decir que, los creyentes, somos la niña de los ojos de Dios, tanto a nivel
individual; como a nivel de iglesia.
Por lo tanto debemos tener mucho cuidado de cómo tratamos
a los hermanos; porque como los tratamos a ellos, estamos tratando a Dios.
Una de las labores más bonitas y enriquecedoras de cada
hijo de Dios es: amar, cuidar, proteger y cuidar a cada hermano; especialmente
a los más pequeñitos.
Si no lo hacemos así, Dios nos pedirá cuentas.
No seamos como Caín, cuando dijo: ¿Soy yo acaso guarda de
mi hermano? Génesis.4:9. SEAMOS GUARDIANES DE NUESTROS HERMANOS.
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