https://eljardindelassreflexiones.blogspot.com/2020/05/prueba.html EL JARDIN DE LAS REFLEXIONES

lunes, 19 de mayo de 2014

EL TAZON DE MADERA

El viejo se fue a vivir con su hijo, su nuera y su nieto de cuatro años.
Se mudó de casa. Estaba solo y deseaba compartir en sus ultimos días.
Los años no pasaron en balde y ya las manos le temblaban.
La vista era torpe y los pasos no eran tan fuertes como hace unos años.
Toda la familia comía junta en la mesa. Pero las manos temblorosas y la vista enferma del abuelito hacian que el alimentarse fuera un asunto dificil.
Los guisantes caían de su cuchara al suelo y cuando intentaba tomar el vaso, no era dificil que se derramara la leche sobre el mantel.
El hijo y su esposa se cansaron de la situacion:
“Tenemos que hacer algo con el abuelo”, dijo el hijo.
“Ya he tenido suficiente y estoy muy harto de esta situación. “Derrama la leche; hace ruido al comer y tira la comida al suelo”.
Así fue como el matrimonio decidió poner una pequeña mesa en una esquina del comedor, pasaban los dias y el abuelo comía solo mientras el resto de la familia disfrutaba la hora de comer.
Como ya habia roto varios platos, su comida era servida en un tazon de madera. De vez en cuando miraban hacia donde estaba el abuelo y podian ver una lágrima en sus ojos mientras estaba ahi sentado solo.
Sin embargo, las únicas palabras que la pareja le dirigía, eran frios llamados de atención cada vez que dejaba caer el tenedor o la comida.
El niño de cuatro años observaba todo en silencio. Una tarde antes de la cena, el papá observó que su hijo estaba jugando con trozos de madera en el suelo.
Le preguntó suavemente: “¿Qué estás haciendo?”
Con la misma dulzura el niño le contesto: “Ah, estoy haciendo un tazón para tí y otro para mamá, para que cuando yo crezca, ustedes coman en ellos.
Sonrió y siguió con su tarea.
Las palabras del pequeño golpearon a sus padres de tal forma que quedaron sin habla.
Las lágrimas rodaban por sus mejillas. Y, aunque ninguna palabra se dijo al respecto, ambos sabían lo que tenian que hacer.
Esa tarde el esposo tomó gentilmente la mano del abuelo y lo guió de vuelta a la mesa de la familia.
Por el resto de sus días ocupó un lugar en la mesa con ellos.
Y por alguna razón, ni el esposo ni la esposa, parecían molestarse mas cada vez que el tenedor se caía, la leche se derramaba o se ensuciaba el mantel.
Los niños son altamente perceptivos. Sus ojos observan, sus oidos siempre escuchan y sus mentes procesan los mensajes que absorben.
Si ven que con paciencia proveemos un hogar feliz para todos los miembros de la familia, ellos imitarán esa actitud por el resto de sus vidas.
Los padres y madres inteligentes se percatan que cada día colocan los bloques con los que construyen el futuro de sus hijos.
Seamos instructores sabios y modelos a seguir.
Ponte a pensar y sacarás muchas conclusiones de ello…….¿No?.
He aprendido que independientemente de la relación que tengas con tus padres, los vas a extrañar cuando ya no estén contigo.
(Triste pero muy cierto, además ellos fueron los que te tendieron la mano cuando caiste mientras aprendias a caminar, los que te atendian cuando estabas enfermo…..)
He aprendido que aun cuando me duela, no debo estar solo.
He aprendido que aun tengo mucho que aprender.
La gente olvidará lo que dijiste y lo que hiciste, pero nunca como los hiciste sentir.
Que Dios te Bendiga…y deseo que cuando llegues a ser un Anciano(a) recibas todo el Amor que mereces.


Quiero un Mundo



Quiero un mundo lleno de ternura…
Quiero un Mundo lleno de amor…
Quiero un Mundo donde se pueda vivir sin miedo…
Quiero un Mundo en el que se pueda amar sin que nos hieran…
Quiero un Mundo donde se prohiba odiar y donde uno pueda sonreir sin pagar…
Quiero un Mundo lleno de fantasías y sonrisas, en el que se pueda vivir sin llorar…
Quiero un Mundo lleno de amigos…

Lo que Dios hace tiene sentido

Lo que Dios hace tiene sentido
Lo que Dios hace tiene sentido, aún cuando no lo tenga para nosotros.
Dios está presente e involucrado en nuestras vidas aunque parezca que no nos oye o que nos ha abandonado.
El tiempo en que Dios actúa es perfecto, aún cuando parezca estar demasiado atrasado.
Por razones que no se pueden explicar, los seres humanos somos increíblemente valiosos para Dios.
Sus brazos son muy cortos para luchar con Dios. ¡No trate de hacerlo!

LA MUJER DE HOY

LA MUJER DE HOY

En una breve conversación, un hombre le hace a una mujer la siguiente pregunta: Qué tipo de hombre estás buscando?

Ella se queda un momento callada antes de verlo a los ojos y le preguntó: En verdad quieres saber?

El respondió: si

Ella empezó a decir: Siendo mujer de esta época, estoy en una posición de pedirle a un hombre lo que yo no podría hacer sola.

Tengo un trabajo y yo pago todas mis facturas. Yo me encargo de mi casa sin la ayuda de un hombre, porque soy económicamente independiente y responsable de mi administración financiera. Mi rol ya no es el de ser ama de casa dependiente de un hombre en ese sentido. Yo estoy en la posición de preguntar a cualquier hombre, que es lo que tu puedes aportar en mi vida?

El hombre se le quedó viendo.

Claramente pensó que ella se estaba refiriendo al dinero.

Ella sabiendo lo que él estaba pensando, dijo: No me estoy refiriendo al dinero. Yo necesito algo más.

Yo necesito un hombre que luche por la perfección en todos los aspectos de la vida.

El cruzó los brazos, se recargó sobre la silla y mirándola le pidió que le explicara.

Ella dijo: “Yo busco a alguien que luche por la perfección mental, porque necesito con quién conversar, no necesito a alguien mentalmente simple. Yo estoy buscando a alguien que luche por la perfección espiritual, porque necesito con quien compartir mi fe en Dios.

Yo necesito un hombre que luche por la perfección financiera porque, aunque no necesito ayuda financiera, necesito a alguien con quien coordinar los dineros que entren en nuestras vidas.

Yo necesito un hombre que luche por su individualidad, que tenga la libertad para salir a volar y regresar responsablemente a su nido, porque enriqueciéndose a sí mismo tendrá algo maravilloso que regalarme cada día.

Yo necesito un hombre lo suficientemente sensible para que comprenda por lo que yo paso en la vida como mujer, pero suficientemente fuerte para darme ánimos y no dejarme caer. Yo estoy buscando a alguien que yo pueda respetar. Partiendo del respeto que él mismo se gane con el trato, el amor y la admiración que me dé. Dios hizo a la mujer para ser la compañera del hombre.

No para ser menos o más, sino para que juntos forjen una vida en donde la convivencia los lleve a la felicidad.

Si existe un hombre así pues eso es lo que yo busco.

Cuando ella terminó de hablar lo vio a los ojos, él se veía muy confundido y con interrogantes.

El le dijo: estás pidiendo mucho

Ella le contestó:

Yo valgo mucho!!!



LOS EXTREMOS SE TOCAN


Somos las primeras generaciones de padres decididos a no repetir con los hijos los errores de nuestros progenitores.Y en el esfuerzo de abolir los abusos del pasado, somos los más dedicados y comprensivos pero a la vez los más débiles e inseguros que ha dado la historia.

Lo grave es que estamos lidiando con unos niños más “igualados”, beligerantes y poderosos que nunca. Parece que en nuestro intento por ser los padres que quisimos tener, pasamos de un extremo al otro.

Así, somos los últimos hijos regañados por los padres y los primeros padres a quienes los hijos nos regañan;  los últimos que le tuvimos miedo a los padres y los primeros que le tememos a los hijos; los últimos que crecimos bajo el mando de los padres y los primeros que vivimos bajo el yugo de los hijos.

Y lo que es peor, los últimos que respetamos a nuestros padres, y los primeros que aceptamos que nuestros hijos nos irrespeten.

En la medida que el permisivismo reemplazó al autoritarismo, los términos de las relaciones familiares han cambiado en forma radical, para bien y para mal. En efecto, antes se consideraban buenos padres a aquellos cuyos hijos se comportaban bien, obedecían sus órdenes y los trataban con el debido respeto;  y buenos hijos a los niños que eran formales y veneraban a sus padres. Pero en la medida en que las fronteras jerárquicas entre adultos y niños se han ido desvaneciendo, hoy los buenos padres son aquellos  que logran que sus hijos los amen, aunque poco los respeten. Y son los hijos quienes ahora esperan respeto de sus padres, entendiendo por tal que les respeten sus ideas, sus gustos, sus apetencias y su forma de actuar y de vivir. Y que además les patrocinen lo que necesitan para tal fin. Como quien dice los roles se invirtieron, y  ahora son los papás quienes tienen que complacer a sus hijos para ganárselos, y no a la inversa, como en el pasado.

Esto explica el esfuerzo que hacen hoy tantos papás y mamás.


sábado, 17 de mayo de 2014

Cerrando círculos


No se si alguna vez les ha pasado, a mi en particular me pasa mucho, me cuesta mucho adaptarme o aceptar cambios, no se si por miedo a lo desconocido, a no saber como reaccionar, que hacer? es por esto que les dejo está reflexión que me parece muy buena y para tomar en cuenta……
Cerrando puertas, cerrando capítulos, como quiera llamarlo.
Lo importante es poder cerrarlos. Lo importante es poder dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.
¿Terminó con su trabajo?
¿Se acabó la relación?

¿Ya no vive más en esa casa?

¿Debe irse de viaje?

¿La amistad se acabó?

Puede pasarse mucho tiempo de su presente ‘revolcándose’ en los porqués, en devolver el cassete y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho.
El desgaste va a ser infinito porque en la vida, usted, yo, su amigo, sus hijos, sus hermanas, todos y todas estamos abocados a ir cerrando capítulos.
A pasar la hoja.
A terminar con etapas o con momentos de la vida y seguir para adelante.
No podemos estar en el presente añorando el pasado.
Ni siquiera preguntándonos por qué.
Lo que sucedió, sucedió.
Y hay que soltar, hay que desprenderse.
No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros. No.
¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir!
Por eso a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa.
Papeles por romper, documentos por tirar, libros por vender o regalar.
Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación.
Dejar ir, soltar, desprenderse.
En la vida nadie juega con las cartas marcadas y hay que aprender a perder y a ganar.
Hay que dejar ir, hay que pasar la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente.
El pasado ya pasó.
No espere que le devuelvan, no espere que le reconozcan, no espere que “alguna vez se den cuenta de quién es usted”.
Suelte el resentimiento, el prender “su televisor” personal para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarlo mentalmente, envenenarlo, amargarlo.
La vida está para adelante, nunca para atrás.
Porque si usted anda por la vida dejando “puertas abiertas”, por si acaso, nunca podrá desprenderse ni vivir lo de hoy con satisfacción.
Noviazgos o amistades que no clausuran, posibilidades de “regresar” (¿a qué?), necesidad de aclaraciones, palabras que no se dijeron, silencios que lo invadieron.
¡Si puede enfrentarlos ya y ahora, hágalo! Si no, déjelo ir, cierre capítulos. Dígase a usted mismo que no, que no vuelve. Pero no por orgullo ni por soberbia sino porque usted ya no encaja allí, en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en ese escritorio, en ese oficio, usted ya no es el mismo que se fue, hace dos días, hace tres meses, hace un año, por lo tanto, no hay nada a que volver.
Cierre la puerta, pase la hoja, cierre el círculo.
Ni usted será el mismo ni el entorno al que regresa será igual porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático.
Es salud mental, amor por usted mismo desprender lo que ya no está en su vida.
Recuerde que nada ni nadie es indispensable.
Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo, nada es vital para vivir porque cuando usted vino a este mundo “llegó” sin ese adhesivo, por lo tanto es “costumbre” vivir pegado a él y es un trabajo personal aprender a vivir sin él, sin el adhesivo humano o físico que hoy le duele dejar ir.
Es un proceso de aprender a desprenderse y humanamente se puede lograr porque, le repito, nada ni nadie nos es indispensable.
Sólo es costumbre, apego, necesidad.
Pero… cierre, clausure, limpie, tire, oxigene, despréndase, sacuda, suelte.
Hay tantas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que escoja, le ayudará definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad.
¡Esa es la vida!