https://eljardindelassreflexiones.blogspot.com/2020/05/prueba.html EL JARDIN DE LAS REFLEXIONES

sábado, 28 de junio de 2014

APRENDAMOS DE LOS PAJAROS


Yo amo a los pájaros, pero más aún los admiro por las mañanas, después de una noche de tormenta cuando suelo ver destruidos los nidos en las veredas de las plazas, cerca de los árboles donde estaban construidos.

Pero también por la mañana de ese mismo día les he oído cantar mientras acarrean material para construir otro nido, tal vez mejor, tal vez más fuerte.

Seguramente los pájaros habrán callado un momento por su nido roto, pero sólo un momento, ellos saben que no sirve llorar frente a las ruinas más de lo aceptable, hay que empezar de nuevo.

Pronto el nuevo nido estará armado y si otra tormenta llegara a derribarlo, una y mil veces volverán a construirlo.

Admiro a los pájaros por su afán esperanzado...!
¿Qué otra cosa es la esperanza sino el negarnos a los embates de la adversidad?
¿Qué otra cosa es la esperanza sino el modo interior de creer en el mañana?

Por eso piensa siempre que no hay nada más importante que el día de mañana. Empezando eres invencible aunque una y otra vez no salgan las cosas como esperabas. Un barco que naufraga, sigue siendo un barco, sólo falta que sea reflotado para que vuelva a navegar.

Cuando una ilusión se frustra sigues teniendo el alma para albergar nuevas ilusiones y por más que te golpee la vida, no te entregues nunca, di una oración, pon tu esperanza al frente y arremete, no te preocupes si en la batalla sufres alguna herida, es de esperar que algo así suceda. Junta tu esperanza, ármala de nuevo y vuelve a arremeter.


Si tus anhelos son legítimos, si no dañan a nadie los sueños que te impulsan, insiste mil veces y otras mil si fuera necesario, alguna vez la victoria será tuya.

UNA HERMOSA BENDICION


¡Dios, háblame!
y el árbol cantó.

Pero el hombre no oía.
Luego el hombre, habló más fuerte, pidiendo:
¡Dios, háblame!, y un rayo cruzó el cielo.

Pero el hombre no oía.
El hombre miró a su alrededor y dijo:
¡Dios, permite que te vea!
y una estrella se iluminó con gran resplendor,
pero el hombre no la notó.

Entonces el hombre gritó:
¡Dios, muéstrame un milagro!
y en ese minuto nació un bebé.

Pero el hombre no lo supo.
Luego el hombre pide a gritos, en desesperación:
¡Tócame Dios y hazme saber que estás aquí!.
Dicho esto, Dios bajó y tocó al hombre,
pero éste espantó a la mariposa que volaba a su
alrededor y continuó caminando.

No te pierdas de una bendición
sólo porque no viene envuelta
del modo en que tú esperas.

Mis instrucciones fueron enviar
este mensaje a personas maravillosas,
a quienes quieras que Dios bendiga
y te elegí a tí.
No olvides enviárselo a otras personas
que desees bendecir hoy

"La actitud lo es todo!!!
Los amigos son ángeles
que levantan nuestros pies
de la tierra, cuando nuestras alas

han olvidado cómo volar

CARTA DE UN PADRE

DE UN PADRE A SU HIJO... DE UN PADRE A SU HIJO...

Era una mañana como cualquier otra. Yo, como siempre, me hallaba de mal humor. Te regañé porque te estabas tardando demasiado en desayunar, te grité porque no parabas de jugar con los cubiertos y te reprendí porque masticabas con la boca abierta. Comenzaste a refunfuñar y entonces derramaste la leche sobre tu ropa. Furioso te levanté por los cabellos y te empujé violentamente para que fueras a cambiarte de inmediato.

Camino a la escuela no hablaste. Sentado en el asiento del auto llevabas la mirada perdida. Te despediste de mí tímidamente y yo solo te advertí que no te portaras mal.

Por la tarde, cuando regresé a casa después de un día de mucho trabajo, te encontré jugando en el jardín. Llevabas puestos unos pantalones nuevos y estabas sucio y mojado. Frente a tus amiguitos te dije que debías cuidar la ropa y los zapatos, que parecía no interesarte mucho el sacrificio de tus padres para vestirte. Te hice entrar a la casa para que te cambiaras de ropa y mientras marchabas delante de mí te indiqué que caminaras erguido.



Más tarde continuaste haciendo ruido y corriendo por toda la casa. A la hora de cenar arrojé la servilleta sobre la mesa y me puse de pie furioso porque no parabas de jugar. Con un golpe sobre la mesa grité que no soportaba más ese escándalo y subí a mi cuarto.

Al poco rato mi ira comenzó a apagarse. Me di cuenta de que
había exagerado mi postura y tuve el deseo de bajar para darte una
caricia, pero no pude.

¿Cómo podía un padre, después de hacer tal escena de indignación, mostrarse sumiso y arrepentido?

Luego escuché unos golpecitos en la puerta. "Adelante" dije adivinando que eras tú. Abriste muy despacio y te detuviste indeciso en el umbral de la habitación.



Te miré con seriedad y pregunté: ¿Te vas a dormir?, ¿vienes a despedirte?
No contestaste... Caminaste lentamente con tus pequeños pasitos y sin que me lo esperara, aceleraste tu andar para echarte en mis brazos cariñosamente.

Te abracé y con un nudo en la garganta percibí la ligereza de tu delgado cuerpecito. Tus manitas rodearon fuertemente mi cuello y me diste un beso suavemente en la mejilla. Sentí que mi alma se quebrantaba. "Hasta mañana, papito" me dijiste.

¿Qué es lo que estaba haciendo?, ¿por qué me desesperaba tan fácilmente?
Me había acostumbrado a tratarte como a una persona adulta, a exigirte como si fueras igual a mí y ciertamente no eras igual.




Tú tenías unas cualidades de las que yo carecía: eras legítimo, puro, bueno y sobre todo, sabías demostrar amor. ¿Porqué me costaba tanto trabajo?, ¿porqué tenía el hábito de estar siempre enojado? ¿Qué es lo que me estaba aburriendo? Yo también fui niño. ¿Cuándo fue que comencé a contaminarme?

Después de un rato entré a tu habitación y encendí una lámpara con cuidado. Dormías profundamente. Tu hermoso rostro estaba ruborizado, tu boca entreabierta, tu frente húmeda, tu aspecto indefenso como el de un bebé. Me incliné para rozar con mis labios tu mejilla, respiré tu aroma limpio y dulce. No pude contener el sollozo y cerré los ojos. Una de mis lágrimas cayó en tu piel. No te inmutaste. Me puse de rodillas y le pedí Perdón al Señor en silencio. Te cubrí cuidadosamente con las cobijas y salí de la habitación. Al día siguiente, tu también me perdonaste.
Si Dios me escucha y te permite vivir muchos años, algún día
sabrás que los padres no somos perfectos, pero sobre todo,
ojalá te des cuenta de que, pese a todos mis errores,

te amo más que a mi vida..

VIVIR COMO LAS FLORES


En un antiguo monasterio budista un joven monje le pregunta a su maestro ...
¿Maestro, qué puedo hacer para no juzgar?
Me molesta que algunas personas piensen demasiado y que otros sean ignorantes.
Califico a algunos como indiferentes.
Siento odio hacia los que son mentirosos.
Sufro con los que calumnian.
- ¡Pues, vive como las flores! - dijo el maestro.
-¿Cómo es vivir como las flores? - preguntó el discípulo.
Obsérvalas, continuó el maestro, apuntando a los lírios que crecían en el jardín.
Ellas nacen en el estiércol, sin embargo, son puras y perfumadas.
Extraen del abono maloliente todo lo que les es útil y saludable...
...más no permiten que la tierra manche el frescor de sus pétalos.
Es justo ocuparse de los errores propios, más no es sabio permitir que los vícios de otros nos inoportunen.
Los defectos de los demás no son tuyos.
Si no son tuyos, no hay razón para aborrecerlos.
Ejercita, pues, la virtud de filtrar todo mal que viene de afuera.

Así es como viven las flores.

viernes, 27 de junio de 2014

AQUEL DÍA...

Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar... decidí no esperar las oportunidades sino yo misma buscarlas, decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución, decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis, decidí ver cada noche como un misterio a resolver, decidí ver cada día como una nueva oportunidad a ser feliz.

Aquel día descubrí que mi único rival no era más que mis propias debilidades, y que en éstas, está la única y mejor forma de superarnos, aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar, descubrí que no era yo la mejor y que quizás nunca lo fui, me dejó de importar quien ganara y quien perdiera, ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer.

Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir.

Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener, es tener el derecho de llamar a alguien "AMIGO".

Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento, "el amor es una filosofía de vida".

Aquel día dejé de ser el reflejo de mis escasos triunfos pasados y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente; aprendí que de nada sirve ser luz sino vas a iluminar el camino de los demás.


Aquel día decidí cambiar tantas cosas... aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad, desde aquel día ya no duermo para descansar... ahora simplemente duermo para soñar.


LA NIÑA DE TUS OJOS

LA NIÑA DE SUS OJOS

Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos: Tras la gloria me enviará él a las naciones que os despojaron; porque el que os toca, toca a la niña de su ojo. Zacarías. 2:8

El ojo es el órgano externo más protegido que tenemos en el cuerpo; es una de las partes más frágiles. Por eso, Dios lo ha protegido de una forma especial con: el parpado, las cejas y las pestañas.

¿Alguna vez, te has tocado, la niña del ojo?

¡Más difícil todavía! ¿Alguna vez, alguien ha intentado tocarte la niña del ojo?
Si alguien intenta meterte el dedo en el ojo; no sólo le cierras, sino que te das la vuelta para protegerlo; y además, lo cubres con la mano.

Esta propuesta, parece un tanto infantil; pero esto mismo es lo que el Señor dice en su palabra: Él nos protegerá de cualquier ataque externo.

El ojo nos comunica con el exterior; es la ventana de nuestro cuerpo. A través de él podemos ver todo lo que nos rodea. (Por supuesto, que las personas invidentes, también se relacionan con el exterior, pero ejercitando el resto delos sentidos).

El Señor protege a su pueblo de tal forma, que, aquel que se atreva a tocar al pueblo de Dios; se las tiene que ver con Dios mismo.

La Iglesia es el ojo de Dios.

La Iglesia, es quien tiene la responsabilidad y el privilegio de dar a conocer el mensaje del evangelio; hace la misma labor que el ojo en el cuerpo humano, ser esa ventana abierta para asomarse al exterior.

Quien toca a Su Iglesia toca la niña de Sus ojos.

Cualquiera que: acosa, critica, daña, ofende, defrauda, perjudica, etc. a un hijo de Dios, comete esa acción, contra Dios mismo.

Tratar sin amor, misericordia, cordialidad, compañerismo; a un hermano es como cometer esa misma falta hacia Dios mismo. Esto quiere decir que, los creyentes, somos la niña de los ojos de Dios, tanto a nivel individual; como a nivel de iglesia.
Por lo tanto debemos tener mucho cuidado de cómo tratamos a los hermanos; porque como los tratamos a ellos, estamos tratando a Dios.

Una de las labores más bonitas y enriquecedoras de cada hijo de Dios es: amar, cuidar, proteger y cuidar a cada hermano; especialmente a los más pequeñitos.

Si no lo hacemos así, Dios nos pedirá cuentas.


No seamos como Caín, cuando dijo: ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? Génesis.4:9. SEAMOS GUARDIANES DE NUESTROS HERMANOS.LA NIÑA DE SUS OJOS

Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos: Tras la gloria me enviará él a las naciones que os despojaron; porque el que os toca, toca a la niña de su ojo. Zacarías. 2:8

El ojo es el órgano externo más protegido que tenemos en el cuerpo; es una de las partes más frágiles. Por eso, Dios lo ha protegido de una forma especial con: el parpado, las cejas y las pestañas.

¿Alguna vez, te has tocado, la niña del ojo?

¡Más difícil todavía! ¿Alguna vez, alguien ha intentado tocarte la niña del ojo?
Si alguien intenta meterte el dedo en el ojo; no sólo le cierras, sino que te das la vuelta para protegerlo; y además, lo cubres con la mano.

Esta propuesta, parece un tanto infantil; pero esto mismo es lo que el Señor dice en su palabra: Él nos protegerá de cualquier ataque externo.

El ojo nos comunica con el exterior; es la ventana de nuestro cuerpo. A través de él podemos ver todo lo que nos rodea. (Por supuesto, que las personas invidentes, también se relacionan con el exterior, pero ejercitando el resto delos sentidos).

El Señor protege a su pueblo de tal forma, que, aquel que se atreva a tocar al pueblo de Dios; se las tiene que ver con Dios mismo.

La Iglesia es el ojo de Dios.

La Iglesia, es quien tiene la responsabilidad y el privilegio de dar a conocer el mensaje del evangelio; hace la misma labor que el ojo en el cuerpo humano, ser esa ventana abierta para asomarse al exterior.

Quien toca a Su Iglesia toca la niña de Sus ojos.

Cualquiera que: acosa, critica, daña, ofende, defrauda, perjudica, etc. a un hijo de Dios, comete esa acción, contra Dios mismo.

Tratar sin amor, misericordia, cordialidad, compañerismo; a un hermano es como cometer esa misma falta hacia Dios mismo. Esto quiere decir que, los creyentes, somos la niña de los ojos de Dios, tanto a nivel individual; como a nivel de iglesia.
Por lo tanto debemos tener mucho cuidado de cómo tratamos a los hermanos; porque como los tratamos a ellos, estamos tratando a Dios.

Una de las labores más bonitas y enriquecedoras de cada hijo de Dios es: amar, cuidar, proteger y cuidar a cada hermano; especialmente a los más pequeñitos.

Si no lo hacemos así, Dios nos pedirá cuentas.


No seamos como Caín, cuando dijo: ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? Génesis.4:9. SEAMOS GUARDIANES DE NUESTROS HERMANOS.


BUEN FUNDAMENTO

Un buen fundamento

Nuestras vidas se parecen a una casa y una casa que no tiene buenos cimientos, se parece a una que si los tiene. ¿Cómo nos damos cuenta de la diferencia? Cuando se expone a los vientos, a las tormentas y a los movimientos de la tierra. Así mismo, un día tendremos que resistir o caer frente a los embates de las circunstancias. Tal vez sea la enfermedad, la pérdida de un ser querido, la ruptura de una relación significativa, la partida de los hijos, en fin todo aquello que hace que nos sintamos golpeados como por una tormenta. ¿Que nos hará permanecer? los fundamentos que poseamos, es decir, los principios que gobiernan nuestra vidas, esas verdades espirituales y éticas que harán que no sucumbas frente a la adversidad. ¿Te has tomado el tiempo para construirlos? ¿Dedicas tiempo y esfuerzos en cimentar bien tu vida? Jesucristo es la roca firme de salvación y en quien podemos estar seguros. Permite que Dios te guíe en ello, el sabe bien lo que tu vida necesita.