Ser HOMBRE es ser PERSONA, es decir: alguien distinto y diferente de los demás.
Ser HOMBRE es ser creador de algo; un hogar, un negocio, un puesto, un sistema, una vida.
Ser HOMBRE es hacer las cosas, no buscar razones para demostrar que se pueden hacer.
Ser HOMBRE es levantarse cada vez que se cae o se fracasa, en vez de explicar por qué se fracasó.
Ser HOMBRE es entender el trabajo no como una maldición, sino como un privilegio.
Un hombre es un ser digno, consiente y responsable de sus actos.
Un HOMBRE es aquel que conquista a una mujer, no el que se deja conquistar por ellas. Este tiene otro nombre, bien despreciable por cierto.
Alguien ha dicho que ante la mujer, no le quedan al varón mas que dos caminos: ser un ruin o ser un asno, pero no es verdad; si además de ser varones sabemos ser verdaderamente hombres, la disyuntiva es otra: ser unos ruines o ser, sencillamente HOMBRES!
Porque ser HOMBRE es tener vergüenza, sentir vergüenza de burlarse de una mujer, de abusar del débil, de mentir al ingenuo.
Ser HOMBRE es saber decir "me equivoqué", y proponerse no repetir la misma equivocación.
Ser HOMBRE es saber lo que se tiene que hacer, y hacerlo; saber lo que ha de decirse; y decirlo.
Ser HOMBRE es comprender la necesidad de adoptar una disciplina basada en principios sanos, y sujetarse, por propia y deliberada voluntad, a esa disciplina.
Ser HOMBRE es levantar los ojos de la tierra, elevar el espíritu, soñar con algo grande.
Ser HOMBRE es comprender que la vida no es algo que se nos da ya hecho, sino que la oportunidad para hacer algo bien hecho.
¡hombres de esta talla y de esta alcurnia los necesita el mundo, los reclama NUESTRA NACION, los exige Dios!