Jenny pensó que sus padres no le darían permiso para irse
de fiesta con unos amigos, de manera que les mintió y les dijo que iba al cine
con una compañera. Aunque se sintió un poco mal porque no les dijo la verdad,
tampoco le dio muchas vueltas al asunto y se dispuso a divertirse.La pizza
estuvo bien y la fiesta genial. Al final su amigo Pedro que ya estaba medio
borracho, la invito a dar un paseo, pero primero quiso dar una fumadita…
Jenny no podía creer que él estuviera fumando eso, pero
aún así subió al carro con él.De repente Pedro comenzó a propasarse, Eso no era
lo que Jenny quería del todo.
“Tal vez mis padres tienen razón” pensó; “quizás soy muy
joven para salir así. “
“¿Cómo pude ser tan tonta?”
“Por favor, Pedro dijo llévame a casa, no me quiero quedar”.
Molesto, Pedro arrancó el carro y comenzó a conducir a
toda velocidad. Jenny, asustada, le rogó que fuera más despacio, pero mientras
más ella le suplicaba, más él pisaba el acelerador.
De repente, vio un gran resplandor. “Oh, Dios ayúdanos.
¡Vamos a chocar!”
Ella recibió toda la fuerza del impacto, todo de repente
se puso negro. Semi-inconsciente, sintió que alguien la sacó del carro
retorcido, y escuchó voces:
- “¡Llamen a la ambulancia! Estos jóvenes están en
problemas”.
Le pareció oír que había dos carros involucrados en el
choque. Despertó en el hospital viendo caras tristes.
- “Estuviste en un choque terrible”, dijo alguien.
En medio de la confusión se enteró de que Pedro estaba
muerto. A ella misma le dijeron “Jenny, hacemos todo lo que podemos, pero
parece ser que te perderemos a ti también”.
- ¿Y la gente del otro carro? Preguntó Jenny llorando.
- “También murieron” le contestaron.
Jenny rezó:
- “Dios perdóname por lo que he hecho, yo sólo quería una
noche de diversión”.
Y dirigiéndose a una de las enfermeras pidió:
- “Por favor, dígale a la familia de los que iban en el
otro carro que me perdonen que yo quisiera regresarles a sus seres queridos.
Dígale a mi mamá y a mi papá que lo siento, porque mentí, y que me siento culpable
porque varios hayan muerto. Por favor enfermera, ¿Les podrá decir esto de mi
parte?”
La enfermera se quedó callada, como una estatua.
Instantes después, Jenny murió.
Un hombre cuestionó entonces duramente a la enfermera:
- “¿Porque no hizo lo posible para cumplir la última
voluntad de esa niña?”
La enfermera miró al hombre con ojos llenos de tristeza,
y le dijo:
- “Porque la gente en el otro carro eran su papá y su
mamá que habían salido a buscarla”.
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