https://eljardindelassreflexiones.blogspot.com/2020/05/prueba.html EL JARDIN DE LAS REFLEXIONES

jueves, 6 de noviembre de 2014

LA MARIPOSITA

(Un relato sobre la importancia del esfuerzo y el sacrificio en nuestra vida)
Un día, una pequeña abertura apareció en un capullo. Un hombre se sentó y observó a la mariposa por varias horas y como ella se esforzaba para que su cuerpo pasara a través de aquel pequeño espacio. Entonces parecía que se había dado por vencida pues no se veía ningún movimiento y no parecía hacer ningún progreso. Por el contrario, parecía que había hecho más de lo que podía y aun así no conseguía salir.

Entonces el hombre decidió ayudarla. Tomo una tijera y con ella cortó el capullo para que la mariposa pudiese salir. La mariposa salió con una gran facilidad. Pero su cuerpo estaba atrofiado, muy pequeño y con las alas maltratadas. El hombre continuó observando a la mariposa porque esperaba que en cualquier momento sus alas se fortalecieran, se abrieran con fuerza y fueran capaces de soportar su peso afirmándose con el tiempo.

Pero nada pasó. En realidad, la mariposa pasó el resto de su vida arrastrándose con el cuerpo atrofiado y con las alas maltratadas y encogidas. Nunca fue capaz de volar. Lo que el hombre en su gentileza y deseo de ayudar, no comprendía era que el capullo apretado y el esfuerzo necesario para salir por el pequeño agujero era el modo en que Dios hacía que el fluido del cuerpo de la mariposa fuese hacia sus alas de modo que estuviera lista para volar una vez que hubiese salido del capullo.

Así, algunas veces es el esfuerzo lo que justamente necesitamos en nuestras vidas. Si Dios nos dejase pasar por la vida sin ningún esfuerzo, sin ningún obstáculo, nos dejaría "incapacitados", "discapacitados", "inválidos".


No seríamos tan fuertes como podríamos haber sido. Y nunca podríamos volar.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

EL TENEDOR

Había una mujer que había sido diagnosticada con una enfermedad incurable y a la que le habían dado sólo tres meses de vida. Así que empezó a poner sus cosas "en orden". Contactó a su sacerdote y lo citó en su casa para discutir algunos aspectos de su última voluntad.
Le dijo cuáles canciones quería que se cantaran en su misa de cuerpo presente, qué lecturas hacer y con qué traje deseaba ser enterrada.
La mujer también solicitó ser enterrada con su Biblia favorita. Todo estaba en orden y el sacerdote se estaba preparando para irse cuando la mujer recordó algo muy importante para ella. "Hay algo más", dijo ella exaltada. "¿Qué es?" respondió el sacerdote. "Esto es muy importante", continuó la mujer. "Quiero ser enterrada con un tenedor en mi mano derecha." El sacerdote se quedó impávido mirando a la mujer, sin saber exactamente qué decir. "Eso lo sorprende, ¿o no?" preguntó la mujer.
"Bueno, para ser honesto, estoy intrigado con la solicitud", dijo el sacerdote.
La mujer explicó: "En todos los años que he asistido a eventos sociales y cenas de compromiso, siempre recuerdo que cuando se retiraban los platos del platillo principal, alguien inevitablemente se agachaba y decía, 'Quédate con tu tenedor'. Era mi parte favorita porque sabía que algo mejor estaba por venir... como pastel de chocolate o dulce de manzana. ¡Algo maravilloso y sustancioso!
Así que quiero que la gente me vea dentro de mi ataúd con un tenedor en mi mano y quiero que se pregunten '¿Qué hará con ese tenedor?'. Después quiero que usted les diga: 'Se quedó con su tenedor porque lo mejor está por venir'.."
Los ojos del sacerdote se llenaron de lágrimas de alegría mientras abrazaba a la mujer despidiéndose. Él sabía que ésta sería una de las últimas veces que la vería antes de su muerte. Pero también sabía que la mujer tenía un mejor concepto del Cielo que él mismo. Ella sabía que algo mejor estaba por venir.
En el funeral la gente pasaba por el ataúd de la mujer y veían el precioso vestido que llevaba, su Biblia favorita y el tenedor puesto en su mano derecha.
Una y otra vez el sacerdote escuchó la pregunta: "¿Qué hará con el tenedor?" y una y otra vez él sonrió. Durante su mensaje el sacerdote le platicó a las personas la conversación que había tenido con la mujer poco tiempo antes de que muriera. También les habló acerca del tenedor y qué era lo que simbolizaba para ella. El sacerdote les dijo a las personas cómo él no podía dejar de pensar en el tenedor y también que probablemente ellos tampoco podrían dejar de pensar en él. Estaba en lo correcto.
Así que la próxima vez que tomes en tus manos un tenedor, déjalo recordarte que lo mejor está aún por venir.

UN ALMUERZO CON DIOS

(Una historia sobre el encuentro con Dios en el prójimo)
Un pequeño niño quería conocer a Dios. Sabía que era un largo viaje hasta donde Dios vive, por lo que empacó su maleta con pastelitos y seis refrescos, y empezó su jornada.

Cuando había caminado como tres cuadras, se encontró con una mujer anciana.

Ella estaba sentada en el parque, solamente ahí parada contemplando algunas palomas. El niño se sentó junto a ella y abrió su maleta. Estaba a punto de beber de su refresco, cuando notó que la anciana parecía hambrienta, así que le ofreció un pastelito.

Ella agradecida aceptó el bocadillo y sonrió al niño. Su sonrisa era muy bella, tanto que el niño quería verla de nuevo así que le ofreció uno de sus refrescos.

De nuevo ella le sonrió. ¡El niño estaba encantado! El se quedó toda la tarde comiendo y sonriendo, pero ninguno de los dos dijo una sola palabra.

Mientras oscurecía, el niño se percató de lo cansado que estaba, se levantó para irse, pero antes de seguir sobre sus pasos, dio vuelta atrás, corrió hacia la anciana y le dio un abrazo. Ella después de abrazarlo, le dio la más grande sonrisa de su vida.

Cuando el niño llegó a su casa, abrió la puerta... su madre estaba sorprendida por la cara de felicidad. Entonces le pregunto: "Hijo, ¿por qué estas tan feliz?".

El niño contestó: "Hoy almorcé con Dios!"... Y antes de que su madre contestara algo, añadió: "Y, ¿sabes qué? Tiene la sonrisa más hermosa que he visto!"

Mientras tanto, la anciana, también radiante de felicidad, regresó a su casa. Su hijo se quedó sorprendido por la expresión de paz en su cara, y preguntó: "Mamá ¿qué hiciste hoy que te ha puesto tan feliz?" La anciana contestó: "Comí pastelitos con Dios en el parque!"... Y antes de que su hijo respondiera, añadió: "Y, ¿sabes que? Es más joven de lo que pensaba!"

Muy seguido, no le damos importancia al poder del abrazo, la palmada en la espalda, una sonrisa, una palabra de aliento, un oído que te escucha, un cumplido honesto, o el acto más pequeño de preocupación... todos esos detalles que tienen el potencial de cambiar la vida y de acercarte a lo esencial.


Las personas llegan a nuestras vidas por una razón, ya sea por una temporada o para toda una vida. Recíbelos a todos por igual ya que es Dios mismo quien nos habla, guía y ama a través de ellos!

EL PADRE Y EL AUTO


(Una historia que nos exhorta a descubrir la intervención de Dios en nuestras vidas)
Una vez un joven muchacho, que estaba a punto de graduarse, contemplaba todos los días el hermoso auto deportivo en una tienda de autos.

Sabiendo que su padre podía comprárselo, le dijo que ese auto era todo lo que quería. Como se acercaba el día de graduación su padre lo llamó para que fuera a su privado. Le dijo lo orgulloso que se sentía de tener un hijo tan bueno y lo mucho que lo amaba. El padre tenía en sus manos una hermosa caja de regalo.

Curioso y algo decepcionado, el joven abrió la caja y encontró una hermosa Biblia, con cubierta de piel y con su nombre finamente escrito en letras de oro. Enojado le gritó a su padre diciendo: "¿Con todo el dinero que tienes y lo que me das es esta Biblia?." Salió de su casa y no regresó más.

Pasaron muchos años y el joven se convirtió en un exitoso hombre de negocios. Tenía una gran casa y una bonita familia, pero cuando supo que su padre, que ya era anciano, estaba muy enfermo, pensó visitarlo. No lo había vuelto a ver desde el día de su graduación. Antes de que pudiera partir a verlo, recibió un telegrama donde decía que su padre había muerto y le había heredado todas sus posesiones. Su corazón se llenó pronto de tristeza y arrepentimiento.

Empezó a ver todos los documentos importantes que su padre tenía y encontró la Biblia que en aquella ocasión su padre le quiso obsequiar. Con lágrimas en los ojos, la abrió y empezó a hojear sus paginas. Su padre cuidadosamente había subrayado un verso en Mateo 7:11 que decía textualmente:

"Y si vosotros siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, cuanto más nuestro Padre Celestial dará a sus hijos aquello que le pidan".

Mientras leía esas palabras, unas llaves de auto cayeron de la Biblia. Tenía una tarjeta de la agencia de autos donde había visto ese auto deportivo que había deseado tanto. En la tarjeta estaba la fecha de su graduación y las palabras: "TOTALMENTE PAGADO".


Cuantas veces hemos rechazado o hemos sido ciegos ante las bendiciones que Dios nos manda, ya sea por engreimiento, nuestro apego a lo perecedero o a nuestros propios planes de vida. Sin embargo, Dios nos ofrece no sólo colmarnos de los bienes materiales, los cuales vendrán "por añadidura", sino también nos ofrece colmarnos de los bienes espirituales que sólo Él nos puede dar para lograr nuestra verdadera felicidad.

martes, 4 de noviembre de 2014

PAPI Y MAMI


1.- "Mis manos son pequeñas y por eso se me cae la leche aunque no quiera..."


2.- "Mis piernas son cortas, por favor, espérame y camina más despacio, así puedo andar contigo..."


3.- "No me pegues en las manos cuando toco algo y de color brillante... Es que quiero aprender..."

4.- "Por favor, mírame cuando yo te hablo. Así sé que me estas escuchando..."

5.- "Mis sentimientos todavía son tiernos, no me regañes todo el día... Deja que me equivoque sin hacerme sentir tonto..."

6.- "No esperes que la cama que haga o el dibujo que pinto sean perfectos. Ámame por el hecho de haber tratado de hacerlo lo mejor posible..."
 
7.- "Recuerda que soy un niño, no un adulto pequeño... A veces no entiendo lo que me dices..."

8.- "Te quiero tanto... Por favor, Ámame por lo que soy, no por las cosas que hago..."

9.- "No me rechaces cuando estas molesto conmigo y vengo a darte un beso... Me siento solo, abandonado y con miedo..."

10.- "Cuando me gritas me asusto... Por favor explícame lo que he hecho..."

11.- "No te enfades cuando en las noches las sombran y la oscuridad me dan miedo cuando me despierto y te llamo... Tu abrazo es lo único que me devuelve la paz..."

12.- "Cuando vamos a la tienda no sueltes mi mano creo que voy a perderme y que no me encontrarás jamás..."


13.- "Me siento muy triste cuando ustedes discuten... A veces pienso que es por culpa mía y se me encoge el estómago y no sé qué hacer..."

14.- "Muchas veces veo que abrazas y acaricias a mi hermano... ¿Es que lo quieres más que a mí? Quizá ¿Porque es más lindo e inteligente?, pero yo... ¿No soy tu hijo también?..."

15.- "Me regañaste duro cuando rompí mi juguete favorito y mucho más cuando me eche a llorar. Yo estaba triste y peor que tu... No lo hice a propósito y me quede sin él..."

16.- "Te molestaste porque me ensucie jugando. Pero es que la sensación del barro en mis pies era tan rica y la tarde tan linda... Ojalá supiera lavar para lavar mi ropita..."

17.- "Hoy te sentiste mal y yo me preocupé mucho. Traté de entretenerte con mis juegos, mis cuentos, ¿qué haría yo si a ti te pasara algo?..."

18.- "Me meten miedo con el infierno y no sé lo que es... Pero pienso que debe ser algo así tan terrible como estar sin ti..."

19.- "Aunque me dejaron con los tíos y la pase bien, los extrañe mucho toda la semana. ¡Ojalá no hubiera vacaciones para los papas!"

20.- "Tengo mucha suerte! Entre todos los niños que hay en el mundo, ustedes me escogieron a mí..."

Los adultos tendemos a olvidarnos de nuestra infancia, qué sentíamos, qué nos hería, qué nos daba miedo...


Puede que escuchen este llamado a veces verbalmente y otras no, porque los niños lo piensan en silencio.

HERMOSAS ROSAS





DIA A DIA


"Un amigo abrió el cajón de la cómoda de su esposa y levantó un paquete envuelto en papel de seda: "Esto, dijo, no es un simple paquete, es lencería". Tiró el papel que lo envolvía y observó la exquisita seda y el encaje. "Ella compró esto la primera vez que fuimos a Nueva York, hace 9 años. Nunca lo usó. Lo estaba guardando para una ocasión especial". Bueno...creo que esta es la ocasión". Se acercó a la cama y colocó la prenda junto con las demás ropas que iba a llevar a la funeraria.
Su esposa acababa de morir. Volviéndose hacia mí, dijo: "No guardes nada para una ocasión especial, cada día que vives es una ocasión especial". Todavía estoy pensando en esas palabras... ya han cambiado mi vida. Ahora estoy leyendo más y limpiando menos. Me siento en la terraza y admiro la vista sin fijarme en las malas hierbas del jardín. Paso más tiempo con mi familia y amigos y menos tiempo en el trabajo.

He comprendido que la vida debe ser un patrón de experiencias para disfrutar, no por sobrevivir. Ya no guardo nada. Uso mis copas de cristal todos los días. Me pongo mi abrigo nuevo para ir al supermercado, si así lo decido y me da la gana. Ya no guardo mi mejor perfume para las fiestas especiales, lo uso cada vez que me provoca hacerlo. Las frases "algún día..." y "uno de estos días", están desapareciendo de mi vocabulario.

Si vale la pena verlo, escucharlo o hacerlo, quiero verlo, escucharlo o hacerlo ahora. No estoy seguro de lo que habría hecho la esposa de mi amigo si hubiera sabido que no estaría aquí para el mañana que todos tomamos tan a la ligera. Creo que hubiera llamado a sus familiares y amigos cercanos. A lo mejor, hubiera llamado a algunos antiguos amigos para disculparse y hacer las paces por posibles enojos del pasado. Me gusta pensar que hubiera ido a comer comida china, su favorita. Son esas cosas dejadas sin hacer, las que me harían enojar si supiera que mis horas están limitadas. Enojado porque deje de ver a buenos amigos con quienes me iba a poner en contacto "algún día"...

Enojado porque no escribí ciertas cartas que pensaba escribir "uno de estos días". Enojado y triste porque no les dije a mis hermanos y a mis hijos con suficiente frecuencia, cuanto los amo. Ahora trato de no retardar, detener o guardar nada que agregara risa y alegría a nuestras vidas. Y cada mañana me digo a mí mismo que éste día es especial, cada hora, cada minuto ... es especial. Si recibiste esto, es porque alguien te quiere, y porque probablemente hay personas a quienes tu quieres.


... piensa que ese "uno de estos días" ... esta muy lejano ... o puede no llegar nunca ...