https://eljardindelassreflexiones.blogspot.com/2020/05/prueba.html EL JARDIN DE LAS REFLEXIONES

jueves, 6 de noviembre de 2014

EL DOCTOR MILAGRO

(Una historia sobre la fe en el poder de Jesús de curar lo incurable)
Siendo las 6 de la mañana, me encontraba otro día más camino hacia el Hospital de Neoplásicas, centro médico para enfermos con cáncer. Ya habíamos visitado en numerosas veces al doctor, y tanto mi hermana como mi madre se encontraban esperando su turno para ser atendidas. Los doctores ya conocían el caso: mi hermana tenía un agudo dolor en los senos y un olor fétido por la pus que se estaría formando.

El caso se iba complicando conforme pasaba el tiempo, y la realidad se hacía cada vez más dura cuando conocíamos los resultados de los análisis. El último día se conocieron los resultados que confirmaron aquella dolorosa realidad que todos en casa ya conocían pero que se resistían a aceptar.

Entró mi hermana al consultorio para recibir sus documentos y el diagnóstico, y mientras ello ocurría, mi madre se dirigió a una pequeña capilla ubicada dentro del mismo hospital a orar por la salud de mi hermana pidiendo por su mejoría y su recuperación. Regresó mi madre a la puerta del consultorio para esperar que ella saliera con sus resultados y ayudarla en ese momento pues sabía que lo que afrontaría mi hermana no sería nada fácil, y le iba a causar un profundo dolor.

Al abrirse la puerta del consultorio, mi madre vio a mi hermana salir muy desconcertada con sus documentos en mano por lo que mi madre supuso lo peor.

Sin embargo, cuando mi madre se acercó, ella le contó que daba gracias a Dios pues no tenía absolutamente nada, que estaba sana, que ni los doctores se explicaban el hecho, pero que ya no tenía ningún problema en los senos, que estaba curada.

Fue en ese momento, cuando mi madre le preguntó por el doctor que la acompañó hasta la puerta, pues tenía facciones de extranjero; a lo que mi hermana le respondió que no, que solamente estaba el doctor y la enfermera que siempre la atendían, que nadie la acompaño hasta la puerta y que no había otra persona más.

Pero mi madre si lo había visto y pudo reconocer finalmente quien era ese hombre:

Era Jesús. Él curó y salvó a mi hermana.

Ella ahora tiene 28 años, es casada, formó una linda familia con dos hijos, y hasta ahora, su salud ha permanecido inquebrantable.


Jesús fue quien la curó de todo mal.

bellos paisajes con flores







EL SISTEMA SOLAR


(Una historia que prueba la existencia de Dios)
En alguna ocasión se suscitó una fuerte discusión entre dos amigos, uno creyente en la existencia de Dios y el otro absolutamente incrédulo y ateo. Después de una larga y bizantina discusión, se separaron muy molestos.

El creyente, con el deseo de convencer a su amigo, construyó en una habitación de su casa un planetario, al cual, le invirtió mucho tiempo y dinero para simular el universo en movimiento, en el cual aparecía el sol, los planetas, música sideral, cometas, etc. Lo realizo con tanto cuidado y esmero que cuando uno entraba a esa habitación se sentía flotar en el espacio.

Invitó a visitarlo a su amigo ateo, y cuando este ultimo, sorprendido, le pregunto al constructor quien había realizado tan magnifica obra maestra, el creyente le contesto: "Nadie", a lo cual, por supuesto el otro reclamo: "Oye, no soy ¡tonto! Esto lo debe haber hecho alguien, no creo que se haya hecho solo".

El creyente lo saco de la habitación y, como era de noche lo llevo al jardín de su casa y le dijo: "Mira, observa el firmamento, las estrellas, la perfecta armonía de las fuerzas en movimiento. Sabes, -le dijo finalmente-, toda esta maravilla nadie la hizo".


En ese momento el ateo comprendió que existía un poder superior.

LA MARIPOSITA

(Un relato sobre la importancia del esfuerzo y el sacrificio en nuestra vida)
Un día, una pequeña abertura apareció en un capullo. Un hombre se sentó y observó a la mariposa por varias horas y como ella se esforzaba para que su cuerpo pasara a través de aquel pequeño espacio. Entonces parecía que se había dado por vencida pues no se veía ningún movimiento y no parecía hacer ningún progreso. Por el contrario, parecía que había hecho más de lo que podía y aun así no conseguía salir.

Entonces el hombre decidió ayudarla. Tomo una tijera y con ella cortó el capullo para que la mariposa pudiese salir. La mariposa salió con una gran facilidad. Pero su cuerpo estaba atrofiado, muy pequeño y con las alas maltratadas. El hombre continuó observando a la mariposa porque esperaba que en cualquier momento sus alas se fortalecieran, se abrieran con fuerza y fueran capaces de soportar su peso afirmándose con el tiempo.

Pero nada pasó. En realidad, la mariposa pasó el resto de su vida arrastrándose con el cuerpo atrofiado y con las alas maltratadas y encogidas. Nunca fue capaz de volar. Lo que el hombre en su gentileza y deseo de ayudar, no comprendía era que el capullo apretado y el esfuerzo necesario para salir por el pequeño agujero era el modo en que Dios hacía que el fluido del cuerpo de la mariposa fuese hacia sus alas de modo que estuviera lista para volar una vez que hubiese salido del capullo.

Así, algunas veces es el esfuerzo lo que justamente necesitamos en nuestras vidas. Si Dios nos dejase pasar por la vida sin ningún esfuerzo, sin ningún obstáculo, nos dejaría "incapacitados", "discapacitados", "inválidos".


No seríamos tan fuertes como podríamos haber sido. Y nunca podríamos volar.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

EL TENEDOR

Había una mujer que había sido diagnosticada con una enfermedad incurable y a la que le habían dado sólo tres meses de vida. Así que empezó a poner sus cosas "en orden". Contactó a su sacerdote y lo citó en su casa para discutir algunos aspectos de su última voluntad.
Le dijo cuáles canciones quería que se cantaran en su misa de cuerpo presente, qué lecturas hacer y con qué traje deseaba ser enterrada.
La mujer también solicitó ser enterrada con su Biblia favorita. Todo estaba en orden y el sacerdote se estaba preparando para irse cuando la mujer recordó algo muy importante para ella. "Hay algo más", dijo ella exaltada. "¿Qué es?" respondió el sacerdote. "Esto es muy importante", continuó la mujer. "Quiero ser enterrada con un tenedor en mi mano derecha." El sacerdote se quedó impávido mirando a la mujer, sin saber exactamente qué decir. "Eso lo sorprende, ¿o no?" preguntó la mujer.
"Bueno, para ser honesto, estoy intrigado con la solicitud", dijo el sacerdote.
La mujer explicó: "En todos los años que he asistido a eventos sociales y cenas de compromiso, siempre recuerdo que cuando se retiraban los platos del platillo principal, alguien inevitablemente se agachaba y decía, 'Quédate con tu tenedor'. Era mi parte favorita porque sabía que algo mejor estaba por venir... como pastel de chocolate o dulce de manzana. ¡Algo maravilloso y sustancioso!
Así que quiero que la gente me vea dentro de mi ataúd con un tenedor en mi mano y quiero que se pregunten '¿Qué hará con ese tenedor?'. Después quiero que usted les diga: 'Se quedó con su tenedor porque lo mejor está por venir'.."
Los ojos del sacerdote se llenaron de lágrimas de alegría mientras abrazaba a la mujer despidiéndose. Él sabía que ésta sería una de las últimas veces que la vería antes de su muerte. Pero también sabía que la mujer tenía un mejor concepto del Cielo que él mismo. Ella sabía que algo mejor estaba por venir.
En el funeral la gente pasaba por el ataúd de la mujer y veían el precioso vestido que llevaba, su Biblia favorita y el tenedor puesto en su mano derecha.
Una y otra vez el sacerdote escuchó la pregunta: "¿Qué hará con el tenedor?" y una y otra vez él sonrió. Durante su mensaje el sacerdote le platicó a las personas la conversación que había tenido con la mujer poco tiempo antes de que muriera. También les habló acerca del tenedor y qué era lo que simbolizaba para ella. El sacerdote les dijo a las personas cómo él no podía dejar de pensar en el tenedor y también que probablemente ellos tampoco podrían dejar de pensar en él. Estaba en lo correcto.
Así que la próxima vez que tomes en tus manos un tenedor, déjalo recordarte que lo mejor está aún por venir.

UN ALMUERZO CON DIOS

(Una historia sobre el encuentro con Dios en el prójimo)
Un pequeño niño quería conocer a Dios. Sabía que era un largo viaje hasta donde Dios vive, por lo que empacó su maleta con pastelitos y seis refrescos, y empezó su jornada.

Cuando había caminado como tres cuadras, se encontró con una mujer anciana.

Ella estaba sentada en el parque, solamente ahí parada contemplando algunas palomas. El niño se sentó junto a ella y abrió su maleta. Estaba a punto de beber de su refresco, cuando notó que la anciana parecía hambrienta, así que le ofreció un pastelito.

Ella agradecida aceptó el bocadillo y sonrió al niño. Su sonrisa era muy bella, tanto que el niño quería verla de nuevo así que le ofreció uno de sus refrescos.

De nuevo ella le sonrió. ¡El niño estaba encantado! El se quedó toda la tarde comiendo y sonriendo, pero ninguno de los dos dijo una sola palabra.

Mientras oscurecía, el niño se percató de lo cansado que estaba, se levantó para irse, pero antes de seguir sobre sus pasos, dio vuelta atrás, corrió hacia la anciana y le dio un abrazo. Ella después de abrazarlo, le dio la más grande sonrisa de su vida.

Cuando el niño llegó a su casa, abrió la puerta... su madre estaba sorprendida por la cara de felicidad. Entonces le pregunto: "Hijo, ¿por qué estas tan feliz?".

El niño contestó: "Hoy almorcé con Dios!"... Y antes de que su madre contestara algo, añadió: "Y, ¿sabes qué? Tiene la sonrisa más hermosa que he visto!"

Mientras tanto, la anciana, también radiante de felicidad, regresó a su casa. Su hijo se quedó sorprendido por la expresión de paz en su cara, y preguntó: "Mamá ¿qué hiciste hoy que te ha puesto tan feliz?" La anciana contestó: "Comí pastelitos con Dios en el parque!"... Y antes de que su hijo respondiera, añadió: "Y, ¿sabes que? Es más joven de lo que pensaba!"

Muy seguido, no le damos importancia al poder del abrazo, la palmada en la espalda, una sonrisa, una palabra de aliento, un oído que te escucha, un cumplido honesto, o el acto más pequeño de preocupación... todos esos detalles que tienen el potencial de cambiar la vida y de acercarte a lo esencial.


Las personas llegan a nuestras vidas por una razón, ya sea por una temporada o para toda una vida. Recíbelos a todos por igual ya que es Dios mismo quien nos habla, guía y ama a través de ellos!

EL PADRE Y EL AUTO


(Una historia que nos exhorta a descubrir la intervención de Dios en nuestras vidas)
Una vez un joven muchacho, que estaba a punto de graduarse, contemplaba todos los días el hermoso auto deportivo en una tienda de autos.

Sabiendo que su padre podía comprárselo, le dijo que ese auto era todo lo que quería. Como se acercaba el día de graduación su padre lo llamó para que fuera a su privado. Le dijo lo orgulloso que se sentía de tener un hijo tan bueno y lo mucho que lo amaba. El padre tenía en sus manos una hermosa caja de regalo.

Curioso y algo decepcionado, el joven abrió la caja y encontró una hermosa Biblia, con cubierta de piel y con su nombre finamente escrito en letras de oro. Enojado le gritó a su padre diciendo: "¿Con todo el dinero que tienes y lo que me das es esta Biblia?." Salió de su casa y no regresó más.

Pasaron muchos años y el joven se convirtió en un exitoso hombre de negocios. Tenía una gran casa y una bonita familia, pero cuando supo que su padre, que ya era anciano, estaba muy enfermo, pensó visitarlo. No lo había vuelto a ver desde el día de su graduación. Antes de que pudiera partir a verlo, recibió un telegrama donde decía que su padre había muerto y le había heredado todas sus posesiones. Su corazón se llenó pronto de tristeza y arrepentimiento.

Empezó a ver todos los documentos importantes que su padre tenía y encontró la Biblia que en aquella ocasión su padre le quiso obsequiar. Con lágrimas en los ojos, la abrió y empezó a hojear sus paginas. Su padre cuidadosamente había subrayado un verso en Mateo 7:11 que decía textualmente:

"Y si vosotros siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, cuanto más nuestro Padre Celestial dará a sus hijos aquello que le pidan".

Mientras leía esas palabras, unas llaves de auto cayeron de la Biblia. Tenía una tarjeta de la agencia de autos donde había visto ese auto deportivo que había deseado tanto. En la tarjeta estaba la fecha de su graduación y las palabras: "TOTALMENTE PAGADO".


Cuantas veces hemos rechazado o hemos sido ciegos ante las bendiciones que Dios nos manda, ya sea por engreimiento, nuestro apego a lo perecedero o a nuestros propios planes de vida. Sin embargo, Dios nos ofrece no sólo colmarnos de los bienes materiales, los cuales vendrán "por añadidura", sino también nos ofrece colmarnos de los bienes espirituales que sólo Él nos puede dar para lograr nuestra verdadera felicidad.