Fue un momento sumamente emotivo. Los médicos,las enfermeras
y el personal de la clínica se hallaban conmovidos. Ricardo De León de
veintisiete años, le estaba donando uno de sus riñones a Juana, su joven
esposa, de Veintitrés años. La operación fue un éxito, y a Juana la salvaron.
Algún tiempo después hubo otro momento conmovedor. Tras nueve años de
matrimonio, Ricardo y Juana se estaban divorciando. ¿La causa? Infidelidad de
la esposa. El juez, los abogados y los miembros del tribunal estaban asombrados.
Ricardo le estaba reclamando a Juana la devolución de todas las cosas que él
tenía antes del matrimonio, incluso el riñón que le donó. "Es un caso
difícil, que no tiene precedentes", dijo el juez.
Mi amigo siempre es muy triste la disolución de un matrimonio.
Siempre se parece a un naufragio, a un incendio, a un huracán, a un accidente.
Un accidente en que se pierden vidas. Siempre es penoso ver cómo esposo y
esposa, que una vez se juraron amor eterno, pelean ahora por los bienes
materiales: la casa, el automóvil, los muebles, el dinero. Y ahora resulta el
caso del hombre que le exige a su ex esposa la devolución de su riñón. Esto
nunca se había visto. Bien dice el proverbio cervantino: " Cosas verás,
Sancho, que no las creerás ".
¿Porqué tantos matrimonios terminan en divorcio? La historia
siempre se parece. No hay comprensión entre ellos. Hay egoísmo; hay mal humor,
ira y violencia. Lo raro es que hasta cierto punto todo matrimonio tiene esos
elementos. ¿Por qué entonces algunos sobreviven y otros no? Por una parte, las
expectativas que los recién casados tienen de su cónyuge son ilusorias, los
cónyuges que se acepten mutuamente tal cual son habrán aprendido uno de los
secretos fundamentales de un matrimonio feliz.
Si se añade a eso la realidad de la presencia de Dios en los
dos corazones y en el matrimonio, se habrá encontrado la fórmula eficaz que
hace del matrimonio un organismo fuerte, duradero y feliz.
Nuestro matrimonio, nuestro hogar y nuestra familia es el
tesoro más grande que tenemos. No lo destruyamos. Cambiando el egoísmo por
humildad y la rebelión por comprensión, nuestro matrimonio será feliz.y eso
puede hacerlo solamente Jesucristo reinando en el corazón de los cónyuges y el
centro mismo del hogar.
BENDICIONES
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