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miércoles, 10 de diciembre de 2014

Una Navidad muy diferente

Una Navidad muy diferente
Carta al Niño Jesús
Cuando era niña, mi madre me inculcó la costumbre de que cada año le escribiera una carta a Santa Claus para pedirle las cosas que quería me trajera en este tan esperado día.
Desde luego, todo estaba condicionado a la conducta que yo observara durante un año, y mi madre, siempre pendiente de todo, me "leía la cartilla" recordándome las travesuras cometidas durante 365 días. Por lo tanto, los regalos pedidos, ya no serían los mismos. Sin embargo, la esperanza no moría en mi corazón y esa tan especial carta terminaba colocándola debajo de mi hamaca, para que yopudiera ver cómo era en realidad el esperado personaje. Nunca lo pude conocer porque, según mamá, me quedaba dormida cuando él llegaba y le daba pena despertarme.
Mi emoción por escribir era doble: una porque era la única ocasión en que escribía una carta y se la mandaba a alguien, y dos porque en ella volcaba toda mi ilusión de pedir lo que, sin saberlo, nuca llegaría a mis manos. Al día siguiente, no podía controlar la emoción de ver si todo lo pedido había llegado. No puedo decir que me sentía desilusionada por lo que "Santa Claus" me había traído, sino que no entendía el porque, si yo pedí un "juego de té" de los grandes, había uno chiquito en su lugar.
En fin, resignada, aceptaba tan maravilloso regalo, prometiéndome a mí misma que durante todo el año venidero me portaría mejor, para que me trajera lo que pidiera y pudiera conocer al portador de dichos obsequios.
Han pasado ya muchos años de esta maravillosa etapa de mi vida, no exenta de carencias económicas, pero sí llena de momentos felices; con el paso del tiempo, la realidad se empezó a hacer patente y mi personaje favorito cambió de rostro, de un hombre gordo y bonachón, a un niño recién nacido. Hoy mi pedido de regalos ya no lo hago por medio de cartas, ni siquiera por computadora, menos por Internet, no lo necesito, pues los pedidos los hago con el corazón y llegan más rápido y seguro: mi Cristo Jesús no necesita de estas modernidades para que me escuche en el momento en que se lo pido y el mensaje, además, llega con entrega inmediata.
Todas las Navidades son especiales, pero ésta en lo personal será muy diferente pues algunos de mis amores no estarán conmigo; no voy a disfrutar ni gozar de su presencia, pero tengo impregnada su esencia y eso me reconfortará mucho más, sobre todo ahora que es la primera vez que pasaré las fiestas decembrinas sin una de mis hijas, le ha tocado alzar el vuelo e iniciar su propia vida y, aunque me queda muy claro que esta experiencia tenía que vivirla algún día, me duele mucho, pues todavía no me acostumbro a no tenerla conmigo. Esta y algunas otras razones me han hecho recordar cuando escribía mis cartas, pues si la emoción me embargaba en aquel entonces, ahora mucho más, cuando los sentimientos se encuentran, no hay palabras para describir lo que se siente en el corazón. Por eso esta Navidad para mí será diferente y quiero pedirle, ya no a "Santa Claus", sino a mi Niño Jesús lo que me gustaría para este 24 de diciembre:"Mi Niño Jesús, en esta Navidad quiero pedirte que me ayudes a ser cada día una mejor compañera, esposa, madre, amiga, en fin una mejor persona, para ser digna de ti, y poder proyectarlo a los seres que conviven conmigo en cualquier lugar y en cualquier circunstancia.
"Acrecienta en mí la tolerancia, la paciencia, la solidaridad, la honestidad, la sinceridad, la alegría y el entusiasmo, el amor y la ternura, para poder compartirlo con la gente que me rodea.
"Permíteme ver más allá de lo que mis ojos pueden ver, sobre todo, cuando un niño se acerca a mí y ver en él tu rostro cuando sonríe.
"Te pido también por mis hijos (sobre todo por la que en estos momentos está lejos de mí) para que los cuides, los protejas y los guíes, más aún en los momentos difíciles que la vida les tiene reservados, y acreciéntales el amor que sienten por ti, que eres la vida misma.
"Quiero pedirte por las autoridades que dirigen a mí país y a mí Estado para que impere en ellos el compromiso de ser democráticos, justos, honestos y competentes, para que el rostro de la miseria que asomó después del huracán "Isidoro" desaparezca, dando lugar al bienestar y al desarrollo, pues eso redundaría en beneficio para mis conciudadanos y así habría menos gente desempleada.
"Después de lo que se vivió (con el ciclón) danos, sobre todo a los que todavía no recuperan lo perdido, la esperanza, la fe y la confianza de que las cosas serán mucho mejor que antes, más aún si confían en ti.
"Que en todas las familias, no sólo de aquí, sino de todo el mundo, reine el respeto, el cariño, la confianza y el amor, para que se acaben las violencias, los llantos y las tristezas, y ser lo más parecido a esa Sagrada Familia en la cual tú te encuentras ahora, acompañado de tus Santísimos padres.
"También quiero pedirte, niñito Jesús, que estés siempre junto a los niños que al igual que tú, quieren jugar, correr, brincar, saltar, pero por cosas del destino sufren de alguna discapacidad que les impide hacerlo. Enséñales que estando contigo, no hay imposibles.
"Y para no alargar mucho esta carta, pues sé que tienes mucho que hacer, a pesar de ser tan pequeñito, quiero pedirte, mi Niño Jesús, abusando de tu bondad, que seas tú el portador de un abrazo muy fuerte a todas mis amigas que por motivos ajenos a mi voluntad no podré darles, diles que las quiero mucho y que espero que no pase mucho tiempo para dárselos personalmente, si tú así lo tienes dispuesto.
"Estoy convencida de que mi manera de ser y la conducta que yo observe tiene mucho que ver para que me concedas todo lo que te pedí. Sé que debo ser una digna hija y hermana tuya, congruente entre lo que digo y hago en este largo caminar por la vida y en mi trato con las personas que me rodean, y en eso se centra mi búsqueda constante. Sin embargo, cuando no esté siendo honesta y sincera ni conmigo ni con los demás, por favor "léeme mi cartilla", como cuando era niña, pues mi madre todavía se encarga de hacerlo ahora que soy grande. Por todas tus bendiciones ¡Gracias!"
P.D. por esta ocasión, esta carta no la voy a poner debajo de mi hamaca, sino junto a tu cunita, pero no para que no se te olvide lo que te pido, sino para que yo recuerde siempre lo mucho que me das".

Y para todos y cada uno de los seres que amo (esa palabra me enseño mi madre para expresar mi cariño) y para los que me hacen el favor de leer este artículo, les deseo de todo corazón que pasen una muy: ¡Feliz Navidad!

DANIEL Y EL PORDISERO

Eramos la única familia en el restaurante con un niño.
Yo senté a Daniel en una silla para niño y me di cuenta que todos estaban tranquilos comiendo y charlando.
De repente, Daniel pego un grito con ansia y dijo, "Hola amigo!"
Golpeando la mesa con sus gorditas manos.
Sus ojos estaban bien abiertos por la admiración y su boca mostraba la falta de dientes en su encía.
Con mucho regocijo el se reía y se retorcía. Yo mire alrededor y vi la razón de su regocijo.

Era un hombre andrajoso con un abrigo en su hombro; sucio, grasoso y roto.
Sus pantalones eran anchos y con el cierre abierto hasta la mitad y sus dedos se asomaban a través de lo que fueron unos zapatos. Su camisa estaba sucia y su cabello no había recibido una peinilla por largo tiempo. Sus patillas eran cortas y muy poquitas y su nariz tenia tantas venitas que parecía un mapa.

Estábamos un poco lejos de el para saber si olía, pero seguro que olía mal.
Sus manos comenzaron a menearse para saludar. "Hola bebito, como estás muchachón," le dijo el hombre a Daniel.

Mi esposa y yo nos miramos, "Que hacemos?" Daniel continuó riéndose y contestó, "Hola, hola amigo."

Todos en el restaurante nos miraron y luego miraron al pordiosero. El viejo sucio estaba incomodando a nuestro hermoso hijo.


Nos trajeron nuestra comida y el hombre comenzó a hablarle a nuestro hijo como un bebé.
Nadie creía que era simpático lo que el hombre estaba haciendo.
Obviamente él estaba algo borracho.
Mi esposa y yo estábamos avergonzados. Comimos en silencio; menos Daniel, que estaba super inquieto y mostrando todo su repertorio al pordiosero, quien le contestaba con sus niñadas.

Finalmente terminamos de comer y nos dirigimos hacia la puerta. Mi esposa fue a pagar la cuenta y le dije que nos encontraríamos en el estacionamiento. El viejo se encontraba muy cerca de la puerta de salida.

"Dios mío, ayúdame a salir de aquí antes de que este loco le hable a Daniel." Dije orando, mientras caminaba cercano al hombre.

Le di un poco la espalda tratando de salir sin respirar ni un poquito del aire que el pudiera estar respirando.

Mientras yo hacía esto, Daniel se volvió rápidamente en dirección hacia donde estaba el viejo y puso sus brazos en posición de; cárgame."
Antes de que yo se lo impidiera, Daniel se abalanzó desde mis brazos hacia los brazos del hombre. Daniel en un acto de total confianza, amor y sumisión recargó su cabeza sobre el hombro del pordiosero. El hombre cerró sus ojos y pude ver lágrimas corriendo por sus mejillas. Sus viejas y
maltratadas manos llenas de cicatrices, dolor y duro trabajo, suave, muy suavemente, acariciaban la espalda de Daniel. Nunca dos seres se habían amado tan profundamente en tan poco tiempo. Yo me detuve aterrado.
El viejo hombre se meció con Daniel en sus brazos por un momento, luego abrió sus ojos y me miró directamente a los míos.

Me dijo en voz fuerte y segura, "Usted, cuide a este niño." De alguna manera le contesté: "Así lo haré" con un inmenso nudo en mi garganta. El separó a Daniel de su pecho, lentamente, como si tuviera un dolor.

Recibí a mi niño, y el viejo hombre me dijo: "Dios le bendiga, señor.
Usted me ha dado un hermoso regalo."

No pude decir más que un entrecortado gracias. Con Daniel en mis brazos, caminé rápidamente hacia el carro. Mi esposa se preguntaba por qué estaba llorando y sosteniendo a Daniel tan apretadamente, y por qué yo estaba diciendo:
"Dios mío, Dios mío, perdóname." Yo acababa de presenciar el amor más puro a través de la inocencia de un pequeño niño que no vio pecado, que no hizo ningún juicio; un niño que vio un alma y unos padres que vieron un montón de ropa sucia. Yo fui un cristiano ciego, cargando un niño que no lo era.

Para todos los cristianos, les deseamos pasen unidos una hermosa Navidad, llena del más puro amor.

Autor Descon
ocido

CUENTO DE NAVIDAD

Era la noche de Navidad.
Un ángel se apareció a una familia rica y le dijo a la dueña de la casa: - Te traigo una buena noticia: esta noche el Señor Jesús vendrá a visitar tu casa.
La señora quedó entusiasmada: Nunca había creído posible que en su casa sucediese este milagro. Trató de preparar una cena excelente para recibir a Jesús. Encargó pollos, conservas y vino importados. De repente sonó el timbre. Era una mujer mal vestida, de rostro sufrido, con el vientre hinchado por un embarazo muy adelantado.
- Señora, ¿no tendría algún trabajo para darme?
Estoy embarazada y tengo mucha necesidad del trabajo.
- ¿Pero esta es hora de molestar? Vuelva otro día, respondió la dueña de la casa. Ahora estoy ocupada con la cena para una importante visita. Poco después, un hombre, sucio de grasa, llamó a la puerta. - Señora, mi camión se ha arruinado aquí en la esquina.
¿Por casualidad no tendría usted una caja de herramientas que me pueda prestar?
La señora, ocupada como estaba limpiando los vasos de cristal y los platos de porcelana, se irritó mucho:
- ¿Usted piensa que mi casa es un taller mecánico? ¿Dónde se ha visto importunar a la gente así?.
Por favor, no ensucie mi entrada con esos pies inmundos. La anfitriona siguió preparando la cena: abrió latas de caviar, puso champaña en el refrigerador, escogió de la bodega los mejores vino, preparó unos coctelitos. Mientras tanto alguien afuera batió las palmas. Será que ahora llega Jesús, pensó ella emocionada y con el corazón acelerado fue a abrir la puerta. Pero no era Jesús. Era un niño harapiento de la calle.
- Señora, deme un plato de comida.
- ¿Cómo te voy a dar comida si todavía no hemos cenado? Vuelve mañana, porque esta noche estoy muy atareada.  Al final, la cena estaba ya lista. Toda la familia emocionada esperaba la ilustre visita. Sin embargo, pasaban las horas y Jesús no parecía. Cansados de esperar empezaron a tomar los coctelitos, que al poco tiempo comenzaron a hacer efecto en los estómagos vacíos y el sueño hizo olvidar los pollos y los platos preparados. A la mañana siguiente, al despertar, la señora se encontró , con gran espanto frente a un ángel. - ¿Un ángel puede mentir? Gritó ella. Lo preparé todo con esmero, aguardé toda la noche y Jesús no apareció. ¿Por qué me hizo esta broma?
- No fui yo quien mentí, fue usted la que no tuvo ojos para ver, dijo el ángel.
Jesús estuvo aquí tres veces, en la persona de la mujer embarazada, en la persona del camionero y en el niño hambriento.
Pero usted no fue capaz de reconocerlo y de acogerlo.

EL SECRETO DE PAPA NOEL

En Nochebuena un niño miró fijamente a Papá Noel
y le dijo: "Quiero saber tu secreto". Le susurro al oído: "¿Cómo lo haces, año tras año?

 "Quiero saber cómo, mientras viajas dejando regalos aquí y allá, nunca se terminan.¿Cómo es, querido Papá Noel , que en tu saco de regalos hay suficiente para todas las niñas y niños del mundo? Siempre está lleno, nunca se vacía mientras va de chimenea en chimenea, a casas grandes y pequeñas de país en país, visitándolos todos.

Papá Noel se sonrió y le contestó, "No me hagas preguntas difíciles. ¿No quieres un juguete? Pero el niño dijo que no y Santa pudo ver que él esperaba una respuesta. "Ahora escúchame," le dijo al niño "Mi secreto te hará más triste y más sabio".

 "Lo cierto es que mi saco es mágico. Dentro de él
hay millones de juguetes para mi viaje en Nochebuena. Pero a pesar que visito a cada niña y a cada niño no siempre dejo juguetes. En algunos hogares no tienen comida, en otros hay tristeza, en algunos hogares están desesperados, y otros son malos. Algunos son hogares rotos, donde los niños sufren. Esos hogares visito, pero qué puedo dejar?

Mi trineo está lleno de cosas alegres, Pero para los hogares donde habita la tristeza, los juguetes no son suficiente. Así que en silencio me acerco, y beso cada niña y cada niño, y rezo con ellos para que reciban la alegría del espíritu de la Navidad, el espíritu que vive en el corazón del niño que no recibe, pero que da.

"Si Dios escucha y contesta mi oración, Cuando regrese el próximo año, lo que encontraré serán hogares llenos de paz, y amor. Y niños y niñas llenos de la luz infinita. Es un trabajo difícil, mi querido amiguito, dejar regalos para algunos y orar por otros. Pero las oraciones son los mejores regalos Porque Dios tiene el don de satisfacer todas las necesidades.

 Esa es parte de la contestación. El resto es que mi saco es mágico. Y esa es la verdad. Mi saco está cargado de amor. En mi saco nunca falta el amor y la alegría... porque dentro hay oraciones, y esperanzas.
No sólo juguetes. Mientras más doy, más se llena... porque dando es como realizo mis sueños.

"¿Y quieres saber algo? Tu también tienes tu propio saco. Contiene tanta magia como el mío, y está dentro de ti. Nunca se vacía, está llenito desde el principio de tu vida.
Es el centro de la luz y el amor. Es tu corazón. Y si en ésta Navidad quieres ayudarme, no te preocupes tanto por los regalos debajo de tu árbol. Abre esa saco que es tu corazoncito, y comparte tu alegría, tu amistad, tu dinero, tu amor".

 "Gracias por el secreto. Me tengo que ir". "Espera niño", dijo Papá Noel, "no te vayas. ¿Compartirás lo que tienes? ¿Ayudarás? ¿Te servirá lo que has aprendido?" Y por un momento el niño se detuvo, tocó su corazón y simplemente dijo: "Sí!!!".

domingo, 30 de noviembre de 2014

YA LLEGO YA LLEGO DICIEMBRE !!!

Por fin, el tiempo parece que vuelve a dar signos de cierta cordura. La calor inusual por estas épocas que se resistía a abandonarnos parece que nos ha despedido hasta el próximo año. La navidad se asoma por los ventanales de todos las casas. Las montañas, las carrreteras, los prados, las flores que aún pretendían nacer, todo se cubre del mismo manto infinito teñido de blanco. Todo parece cubrirse y adornarse de esa luz y esos colores que nos recuerda que a pesar del frio y de la oscuridad que puede definir a menudo la realidad, aún existe un lugar reservado para la luminosidad y para el calorcito que envuelve el ambiente nostálgico que caracteriza el recuerdo de unos años pasados dorados y lejanos, pero que por un tiempo se hacen presentes y cercanos.
La Navidad trae consigo esos sentimientos contrapuestos propios de la inocencia. Nos recuerda que hay en nosotros algo que se nos escapa que resiste los embistes deltiempo.Quizás nuestro major valor no reside en lo que calificamos como seguridades de la vida mundana sinó en aquel ser incierto e inseguro que se niega a definirse y a clasificarse, a diluirse en el anonimato y el colectivismo de un sistema que se dice democrático y garante de la libertad individual.
Debemos plantearnos qué Navidad queremos la que nos imponen la publicidad y los medios o la nuestra la de cada uno, única e irrepetible, grandiosa porqué nos recuerda aquello que fuimos y a la vez nos remite a lo que somos y queremos ser. El espiritu de estas fiestas nos habla de una serie de virtudes y características humanas esenciales, nos debe ajudar a aflorar esas capacidades extraordinarias que parecen olvidadas y que incluso parece como si nos fueran desconocidas. Porqué en la sencillez y en la desnudez del que sabe que lo tiene todo pero que en el fondo nada de lo que tiene vale sinó sabe valorar y entender quien es, y como todo lo que le rodea por pequeño que es constituye un milagro para su insignificate existencia enmedio de la inmensidad del universo.
Os invito a que disfrutéis de cada instante de vuestra vida porqué cada momento que se puede vivir es una bendición. Y sobre todo que nadie os prive de vivir vuestra propia Navidad, una Navidad especial porqué es única, no es imitada ni es la del amigo, ni la del vecino, cada uno debe vivirla des de su modo de entenderla muy personal y en libertad.

YA LLEGO DICIEMBRE

Ya llega diciembre y con él, un mes lleno de ilusiones, la Navidad, una época hecha y creada por y para la imaginación y la fantasía. Siempre es necesario y incluso diría sano vivir de la ilusión eso si sólo por un tiempo. Bienvenida seas, hoy más que nunca eres un bálsamo para el alma tan herida y desorientada por el escenario de un mundo oxidado que se despliega a nuestro alrededor. Necesitamos motivos para renacer de las cenizas de esta sociedad que parece haber perdido el rumbo, inmersa en una crisis mundial que no sólo es económica, sobretodo es moral, hemos perdido los referentes que guiaban nuestras acciones, estamos descubriendo que aquello en qué creíamos no era tan estupendo ni tan bonito como lo pintaban o lo queríamos ver. Te pido que nos ayudes con tus virtudes amiga navidad, tú eres la garante de unos valores que todos damos por sabidos pero que casi siempre solemos dejar tirados en las esquinas de las calles del olvido. Si amiga, ya sabes que el alma necesita de los ingredientes de tu receta: la compasión, la solidaridad, la paz, la admiración por la sencillez, la humildad, deseo que llames al corazón de todo hombre que habita en la tierra y con tu modo tan dulce de aparecer en las vidas de las personas, te conviertas en la luz que ilumine nuestros pasos porqué ahora más que nunca necesitamos recobrar tu espíritu, la magia, el misterio, la admiración por las cosas pequeñas como las mas bellas, grandes e inmensas que podemos encontrar.

BIENVENIDO DICIEMBRE

Ya viene Navidad, sí, aquí está tocando tus puertas…
Hay que alegrarse, no por los regalos ni nada material:
es un mes lleno de ilusiones y esperanzas,
el mes de los milagros.

Tiempos duros nos ha tocado vivir, por lo mismo, es tiempo de reflexionar, de cambiar, de creer que todo puede ser bello si así lo deseamos. Es tiempo de hacer pausas en nuestras vidas, aparcar nuestros problemas y pensar en los demás, ¿hemos hecho cosas buenas?, ¿hemos ofendido a alguien con nuestras palabras?
Es un mes muy bendecido, es un tiempo de dar lo mejor de nosotros mismos a los que nos rodean, y dar lo más preciado que se nos ha regalado: amor.
Consideremos dar amor a quien nos hace mal, dar amor a quien menos se lo merece, olvidar los rencores, dar muchos abrazos y palabras de ánimo… porque si damos de lo bueno que hay en nuestro interior, de igual manera recibiremos el doble.
Muchas veces creemos que los mejores regalos son los que se envuelven, mas no es así, muchas veces una sonrisa, un apretón de manos o unas dulces palabras son mejores regalos que aquellos que se pueden envolver, pues son regalos que se sienten y abren en el corazón.

Es hora de cambiar nuestro modo de mirar el mes de diciembre… Hagamos de estas navidades algo más espiritual, detengámonos por un momento para tener un encuentro con Dios y con nosotros mismos. Que la ambición de esta sociedad consumista y materialista no nuble nuestro encuentro con Dios y nuestros hermanos… recordando en especial a los más pobres, necesitados, discapacitados, ancianos… y a todos nuestros amigos.


Ya viene Navidad, Dios los bendiga a todos.