todo en tu camino, es cuesta arriba;
si tu sonrisa, es ansia insatisfecha;
si hay siembra excesiva y pésima cosecha;
si a tu caudal, se le oponen diques
DATE UNA TREGUA!
pero ¡no claudiques!
Cuando el corazón se canse de sufrir
y la voluntad de batallar y el alma de esperar…
DATE UNA TREGUA!
y la lumbre se hace brasa,
y las estrellas se ocultan,
y los pájaros se duermen el paisaje se desvanece
No pares el motor de tu vida
DATE UNA TREGUA!
No para desistir, sino para reponerte.
No para claudicar, sino para reparar fuerzas.
No para quedarte parado, sino para revisar detrás de tu
horizonte,
empezar a configurarte, y a planear detrás de la tregua.
El agobio es un polvo que asfixia;
la fatiga una niebla que ciega;
las tensiones, un estirar que explota;
la falta de tiempo un desasosiego que acelera los
contratiempos diarios,
pequeños impactos que enervan.
Cuando se acumule mucho
sobre tus nervios y tu resistencia
DATE UNA TREGUA!
pero no desistas, no te amargues,
no te destruyas; aunque cueste seguir en pie
DATE UNA TREGUA!
pero vuelve a crecer, vuelve a cosechar,
vuelve luchar, vuelve a la brega diaria.
Pero sin sombra en el espíritu, sin flaquezas en el
ánimo,
sin desfallecimiento en el corazón.
Si tienes capacidad para el amor, gratitud en el alma;
voluntad para servir,
alcance en la inteligencia…
de TI mismo brotará la recuperación.
Y mas allá de las fronteras que vives ahora,
verás florecer de nuevo tu vida, levantarse de nuevo tu
árbol
y agigantarse de nuevo tu figura.
las ganas, el impulso.
Llevas dentro el manantial, la fibra, el motivo que te
hará decir:
derrumbamiento y derrota, NO!
un esfuerzo y un Dios, SI!
Pon tus alas sobre la cabeza,
pero déjales espacio para remontarse;
pon tus sueños en los pies,
pero dales un largo recorrido de huellas divinas.
Pon tus ambiciones en la tierra, pero mirando el cielo
y poniendo la meta en alguna estrella encendida.
y de pronto…
encontrarás que la vida tiene muchas bellezas
y que Tú…. tienes ganas de vivirla
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