https://eljardindelassreflexiones.blogspot.com/2020/05/prueba.html EL JARDIN DE LAS REFLEXIONES

viernes, 20 de febrero de 2015

EL AMOR DE UN PADRE

El día que mi hija nació, sinceramente, no sentí gran alegría. ¡Yo quería un niño! En pocos meses me dejé cautivar por la sonrisa de mi Andreita y por la infinita inocencia de su mirada fija y penetrante. Fue entonces cuando empecé a amarla con locura. Su carita y su mirada no se apartaban ni por un instante de mis pensamientos, la veía en cada niña, todo mi mundo, era ella.

Una tarde, mi familia y la de mi amigo Raúl fuimos de picnic a la orilla de un río que había muy cerca de casa. De pronto la niña preguntó a su padre:

- Papi, cuando cumpla quince años ¿Cuál será mi regalo?

- Pero mi amor, si apenas tienes diez añitos, ¿No te parece que todavía falta mucho para que cumplas los quince?.

- Bueno papito, tu siempre dices que el tiempo pasa volando, aunque yo nunca lo he visto por aquí.

Todos reímos con la ocurrencia de Andreita y seguimos disfrutando del picnic y hablando de otras cosas.

Pasó el tiempo y una mañana me encontré con Raúl frente al colegio donde estudiaba mi hija, que ya tenía catorce años. Le comenté con gran orgullo las excelentes calificaciones y los conmovedores comentarios que le habían escrito sus profesores.

Andreita ocupaba toda la alegría de la casa, en la mente, en el corazón de la familia, y especialmente en el de su papá.

Fue un domingo muy temprano que nos dirigíamos a la iglesia, cuando Andreita tropezó con algo, eso creíamos todos, y dio un traspié, su papá la sujetó de inmediato para que no cayera. Pero ya instalados en la iglesia, vimos cómo Andreita fue cayendo lentamente sobre el banco y perdió el conocimiento. La tomamos en brazos, mientras su papá buscaba un taxi para llevarla al hospital; Andreita estuvo en coma durante diez días y fue entonces cuando le informaron a Oscar que su hija padecía una grave enfermedad que afectaba seriamente su corazón. Le dijeron que no era algo definitivo, y que debían esperar a practicarle otras pruebas para llegar a un diagnóstico firme.

Los días iban pasando, Oscar renunció a su trabajo para dedicarse al cuidado de Andreita. Una mañana Oscar se encontraba al lado de su hija, cuando ella le preguntó:

-¿Voy a morir, verdad? ¿Qué te dijeron los médicos?

- No mi amor, no vas a morir, Dios que es tan bueno no permitirá que pierda lo que más amo en mi vida, respondió el padre.

-Cuando alguien muere, ¿adonde va? Desde donde esté ¿podrá ver a su familia? ¿Sabes si se puede regresar? ... Preguntaba Andreita.

-Bueno hija... en verdad nadie ha regresado de allá a contar algo, pero si yo muriera, no te dejaría sola, estando en el más allá buscaría la manera de comunicarme contigo, si hiciera falta utilizaría el viento para venir a verte.

-¿Y cómo lo harías?

- No tengo la menor idea hijita, sólo sé que si algún día muero, sentirás que estoy contigo, cuando un suave viento roce tu cara y una brisa fresca bese tus mejillas.

Ese mismo día por la tarde, llamaron a Oscar, la situación era grave, su hija se estaba muriendo y necesitaban un corazón urgentemente, pues el de ella no resistiría más de quince o veinte días.

¿De donde sacar un corazón? ¿Como conseguir uno?.

Ese mismo mes, Andreita cumpliría quince años. Y por fin, ocurrió lo que parecía imposible, fue el viernes por la tarde cuando consiguieron un donante, una esperanza iluminó los ojos de todos, las cosas iban a cambiar.

El domingo Andreita ya estaba operada, todo salió como los médicos habían planeado. ¡Éxito total!

Sin embargo, Oscar no había vuelto por el hospital y Andreita lo extrañaba muchísimo, su mamá le decía que todo estaba bien y que su papá estaba trabajando para sostener la familia.

Andreita permaneció en el hospital durante quince días más, los médicos no habían querido dejarla ir hasta que su corazón estuviera firme y fuerte, y así lo hicieron.

Precisamente el día de su cumpleaños, le dieron el alta médica, Andreita estaba feliz e ilusionada. Al llegar a casa todos se sentaron en el sofá y su mamá con los ojos llenos de lágrimas le entregó una carta de su padre:  "Andreita, hijita de mi corazón: Al momento de leer mi carta, ya debes tener quince años y un corazón fuerte latiendo en tu pecho, esa fue la promesa que me hicieron los médicos que te operaron. No puedes imaginarte ni remotamente cuanto lamento no estar a tu lado en este instante. Cuando supe que ibas a morir, decidí dar respuesta a una pregunta que me hiciste cuanto tenías diez añitos y a la cual no respondí. Decidí hacerte el regalo más hermoso que nadie jamás haría por mi hija... Te regalo mi corazón, mi vida entera sin condición alguna, para que hagas con ella lo que quieras.  ¡¡Vive hija!!   ¡¡Te amo con todo mi corazón!!"
 
Andreita lloró todo el día y toda la noche. Al día siguiente fue al cementerio y se sentó sobre la tumba de su papá; lloró como nadie lo ha hecho y susurró: “Papá, ahora puedo comprender cuánto me amabas. Yo también te amaba y aunque nunca te lo dije, ahora comprendo la importancia de decir "TE AMO", perdóname por haber guardado silencio tantas veces".


En ese instante las copas de los árboles se mecieron suavemente, cayeron algunas hojas y una suave brisa acarició las mejillas de Andreita, ella entre sollozos, sonrió, alzó la mirada al cielo, secó las lagrimas de su rostro, se levantó y emprendió regreso a su hogar.

HERMOSAS ROSAS MULTICOLOR











HISTORIA DE UN DIVORCIO

Cuando llegué a mi casa esa noche, mientras mi esposa me servía la cena, le agarré su mano y le dije, tengo algo que decirte. Ella se sentó y comió callada. La observé y vi el dolor en sus ojos, de pronto no sabía cómo abrir mi boca, pero tenía que decirle lo que estaba pensando. "Quiero el divorcio".
Ella no parecía estar disgustada por mis palabras y me preguntó suavemente ¿por qué?... No supe que responder.

Esa noche no hablamos, sólo escuche lo mucho que lloraba. Sabía que quería saber qué estaba pasando con nuestro matrimonio, pero no pude contestarle. Sucedió que ella había perdido mi corazón, ahora le pertenecía a otra mujer llamada Juana. Yo ya no amaba a mi esposa, solamente le tenía lástima!

Con un gran sentido de culpabilidad, escribí un acuerdo de divorcio y en este acuerdo ella se quedaba con la casa, el carro y el 30% de nuestro negocio. Ella miró el acuerdo y lo rompió a pedazos!

Ella pasó 10 años de su vida conmigo y éramos como extraños! Yo le tenía lástima, por todo su tiempo perdido, su energía pero ya no podía cambiar, yo amaba a Juana. De pronto empezó a gritar y a llorar para desahogarse. La idea del divorcio ahora era mas clara para mí.

Al día siguiente llegué a casa y la encontré escribiendo en la mesa. No cené y me fui a dormir, estaba muy cansado de haber pasado el día con Juana. Cuando desperté, todavía estaba mi esposa escribiendo en la mesa. No me importó, me viré y seguí durmiendo.

Por la mañana mi esposa me presentó sus condiciones para el divorcio. No quería nada de mí, pero necesitaba un mes de aviso antes del divorcio. En sus condiciones me pedía que por un mes tendríamos que vivir como hasta ahora, vivir normal. Su razón era simple, nuestro hijo tenía todo ese mes exámenes y no quería molestarlo con nuestro matrimonio quebrantado. Yo estuve de acuerdo, ella tenía otra petición. Que me acordara cuando yo la cargué a nuestro cuarto el día que nos casamos. Me pidió que por ese mes, todos los días la cargara del cuarto hasta la puerta de salida de la casa!

Pensé que se había vuelto loca, pero para llevar la fiesta en paz, y para que firmara el divorcio después del mes, acepté.

Le conté a Juana lo que mi esposa me había pedido. Ella se reía en voz alta, y decía que era absurdo la petición, que no importaba que truco usara, tendría que darle la cara al divorcio.

Mi esposa y yo no teníamos contacto físico desde que expresé mis intenciones de divorcio, así que cuando la cargué el primer día hasta la puerta de salida, los dos nos sentimos mal, incómodos. Nuestro hijo caminaba detrás aplaudiendo y diciendo: Papá está cargando a mi mami en sus brazos. Sus palabras me causaron mucho dolor. Caminé los 10 metros con mi esposa en mis brazos, ella cerró los ojos y me dijo en voz baja: No le digas a nuestro hijo del divorcio. Afirmé con la cabeza un poco disgustado, la bajé cuando llegué a la puerta, y se fue a esperar el transporte para ir al trabajo.

El segundo día, los dos estábamos más relajados. Ella se apoyó en mi pecho. Pude sentir su fragancia, me di cuenta que hacia tiempo que no la miraba detenidamente. Ya no era tan joven, tenía algunas arrugas, algunas canas. Era notable el daño de nuestro matrimonio! Por un momento pensé y me pregunté. ¿Qué fue lo que le hice?...

El cuarto día, la cargué, sentí que la intimidad estaba regresando entre ambos. Esta era la mujer que me dio 10 años de su vida. En el quinto y sexto día, seguía creciendo nuestra intimidad. No le dije nada al respecto a Juana, pero cada día era más fácil cargar a mi esposa. Pensé que me estaba acostumbrando a cargarla porque era menos notable cargar el peso de su cuerpo conforme pasaban los días.

Una mañana ella estaba viendo que ponerse, se había probado muchos vestidos pero no servían. Se quejó diciendo: ¡Mi ropa se ha puesto grande!!! Y fue ahí que me di cuenta que estaba muy delgada, y esa era la razón por la cual yo no sentía su peso al cargarla.

De pronto sentí que le había enterrado mucho dolor y amargura. Sin darme cuenta le toqué su cabello, en ese momento nuestro hijo entró a la recamará y dijo: "papá llegó el momento de que cargues a mamá hasta la puerta!!".

Para mi hijo ver a su padre día tras día cargar a su mamá hasta la puerta, se había convertido en una parte esencial de su vida. Mi esposa lo abrazó, yo vire mi cara, sentí temor que cambiara mi forma de pensar sobre el divorcio.

Cargar a mi esposa en mis brazos hasta la puerta, se sentía igual que el primer día de nuestra boda. Ella acariciaba mi cuello suavemente y natural, yo la abrazaba fuerte, igual que nuestra noche de bodas. La abracé y no me moví, pero la sentí tan livianita y delgada que me dio tristeza.

El último día igual la abracé y no quería moverme, quería que el momento durara mucho más.

Manejé para la oficina, un impulso dentro de mí me hizo cambiar de dirección. Al llegar a mi nuevo destino salí del auto, subí las escaleras y al tocar la puerta Juana me abrió. La vi a los ojos y sin vacilar le dije: Lo siento, no quiero ni voy a divorciarme de mi esposa.

Juana me miró con asombro, quería explicaciones. Yo, amaba a mi esposa y ella a mí. Era que entramos en rutina y estaba aburrido, no valoré los detalles de nuestra vida, hasta que empecé a cargarla de nuevo, me di cuenta que debo y quiero cargarla por el resto de nuestras vidas.

Juana lloró, me dio una bofetada y cerró la puerta. Bajé las escaleras, subí al auto y llegué a la florería. Compré el arreglo más hermoso para mi esposa.

La joven en la florería me entregó una tarjeta, donde de puño y letra escribí: "Te cargaré todas las mañanas hasta que la muerte nos separe".

Llegué a mi casa con flores en la mano y una sonrisa, corrí y subí para encontrarme con mi esposa, pero ella estaba muerta!!!!

Le habían detectado cáncer y yo estaba tan ocupado con Juana que no me di cuenta. Mi esposa sabía que se estaba muriendo, y por ese motivo pidió un mes de aviso antes del divorcio, para que nuestro hijo no le quedará un mal recuerdo de la vida matrimonial de sus padres. Para que no tuviera una reacción negativa. Por lo menos, le quedaría saber que su padre era un esposo que amaba a su esposa.

Estos pequeños detalles es lo que importa en una relación, no la casa, el carro, el dinero en el banco. Crean un ambiente que crees te llevará a la felicidad, pero en realidad, no es así!!!!

Trata de mantener tu matrimonio feliz, comparte esta historia y quizás estés salvando un matrimonio. Todas las historias de fracaso son iguales, se dan por vencidos cuando están a punto de entrar en éxito.


Y recuerda, "No sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos".

ROSAS AZULES







martes, 17 de febrero de 2015

LA MENTE DE DIOS ES DIFERENTE




El único sobreviviente de un naufragio llegó a la playa de una diminuta y deshabitada isla. Pi­dió fervientemente a Dios ser rescatado y cada día escudriña­ba el horizonte buscando ayuda, pero no parecía llegar.

Cansado, finalmente optó por construirse una cabana de ma­dera para protegerse y almace­nar sus pocas pertenencias. En­tonces, un día, tras merodear por la isla en busca de alimento, regresó a su casa sólo para en­contrar su cabañita envuelta en llamas, con el humo ascendien­do hasta el cielo.

Lo peor había ocurrido, lo había perdido todo.

Quedó anonadado de triste­za y rabia.
"¡Dios mío!, ¿cómo pudiste hacerme esto?", se lamentó.

Sin embargo, al día siguiente    fue despertado por el ruido de un barco que se acercaba a la isla. Habían venido a rescatarlo.

"¿Cómo supieron que estaba aquí?", preguntó el cansado hombre a sus salvadores.
-"Vi­mos su señal de humo", contes­taron ellos.

Es fácil descorazonarse cuan­do las cosas marchan mal, pero no debemos desanimarnos por­que Dios trabaja en nuestras vi­das aún en medio del dolor y el sufrimiento.

La próxima vez que tu caba­na se vuelva humo, recuerda que puede ser la señal de que la ayu­da y gracia de Dios viene en ca­mino.

EL HUMO NO SIEMPRE ES SEÑAL DE DESASTRE... DIOS NUNCA LLEGA TAR­DE, SIEMPRE ESTÁ PRESENTE...

NO PASES POR LA VIDA TAN RAPIDO


Imagina a la vida como un juego en el cual tú te encuentras haciendo malabares con 5 pelo­tas en el aire... las nombras: tra­bajo, familia, salud, amigos y espíritu... y las mantienes todas en el aire.

Tú entiendes que la pelota del trabajo es de hule y que si la dejas caer, regresará a ti...

Pero las otras 4 pelotas (fa­milia, salud, amigos y espíritu) son de cristal; si dejas caer al­guna de ellas, ésta será irreme­diablemente marcada, maltrata­da, cuarteada, dañada, o hasta rota y jamás volverá a ser lo mis­mo.

Debes entender esto y lograr un balance en tu vida. ¿Cómo?

No te menosprecies compa­rándote con otros, todos somos diferentes y cada uno tiene algo especial.

No traces tus metas y objeti­vos basado en lo que resulta im­portante para la demás gente, sólo tu sabes qué es lo mejor para ti.

No des por olvidadas las co­sas que se encuentran cerca de tu corazón, aférrate a ellas como a la vida, porque sin ellas... la vida carece de significado.

No dejes que tu vida se te resbale de los dedos viviendo en el pasado o para el futuro, vive tu vida un día a la vez... y vivirás todos los días de tu vida.

No te des por vencido cuan­do aún tengas algo que dar, nada se da por terminado... hasta el momento en que dejas de inten­tarlo.

Que no te dé miedo admitir que eres menos que perfecto, pues ésta es la frágil línea que nos mantiene unidos a los de­más.

No tengas miedo a enfrentar los riesgos..., es tomando estas oportunidades, que aprendemos a ser valientes.

La manera más rápida de re­cibir amor es darlo; la manera mas rápida de perderlo es apre­tarlo a nosotros demasiado; y la mejor manera de mantenerlo... es darle alas.

No pases por la vida tan rá­pido que no solamente olvides de dónde vienes, sino también... a dónde vas.

Nunca olvides que la necesi­dad emocional más grande de una persona es... sentirse apre­ciado.
No tengas miedo de aprender, el conocimiento es liviano,  es un tesoro que siempre cargarás fácilmente.

No uses el tiempo ni las palabras sin cuidado, ninguna de las  dos es remediable La vida no es una carrera, es una jornada para saborear cada paso del camino.

GRACIAS POR TU AMISTAD

Las personas entran en tu vida por una razón, por una estación o por una vida entera. Cuando percibas el motivo, vas a saber qué hacer con cada persona.

Cuando alguien está en tu vida por una razón:... es generalmente, para llenar una necesidad que has demostrado tener... ellas vienen para ayudarte con una dificultad, proporcionan apoyo y orientación, ayuda física, emocional o espiritual. Podrán parecer un regalo de Diós... y lo son!!
Entonces sin ninguna actitud errónea de tu parte o en una hora incierta, esa persona dirá o hará alguna cosa para que la relación llegue a su fin.

Algunas veces, esas personas... mueren. Algunas veces, simplemente...se van. Algunas veces actúan y te fuerzan a tomar una posición...

Lo que debemos entender es que nuestras necesidades han sido atendidas, nuestros deseos cumplidos y el trabajo de ellos hecho.Y ahora, es tiempo de marcharse.

Cuando las personas entran en nuestras vidas por una estación:... es porque llegó a su vez de repartir, crecer y aprender.

Ellas te traen la experiencia dela paz o te hacen reir. Ellas te podrán enseñar algo que nunca has hecho. Ellas, generalmente, dan una enorme cantidad de placer... Créeme!! Es REAL!!! Pero, solamente por una estación.

Relaciones de una vida entera... Enseñan lecciones para toda la vida. Cosas que debes construir para tener una formación emocional sólida. Tu tarea es aceptar la lección, amar a la persona y poner en práctica lo que has aprendido en todas tus otras relaciones y áreas de tu vida.


Paulo Coelho