Todos los seres humanos creemos saber mucho del amor, pero a medida que pasan los años y la experiencia, el mismo amor nos va enseñando muchas cosas:
Enamorarse: No es obsesionarse ni irse a los extremos, una persona no puede ser la única motivación para vivir.
El amor no puede implorarse, simplemente se da y se cultiva, ya que el verdadero amor no se vive en medio de la angustia, el miedo y la amargura, el amor hay que disfrutarlo, pero nunca sufrirlo.
El amor, como en todo, existen las dificultades, los momentos difíciles que prueban y fortifican el amor: no se puede ni se debe amar con miedo.
Nos tenemos que preocupar tanto las virtudes como los defectos de la pareja, para conocerlos y aceptarlos y si es el caso ayudar a mejorarlos.
No es conveniente endiosar al otro, idealizarlo, no se puede esperar del otro más de lo que está en capacidad de dar.
Tampoco es bueno ocultar las deficiencias, hay que compartirlas, conversarlas y esperar ayuda o comprensión.
Nunca hay derecho a irrespetar al otro, ni a gritar, ni a obligar, ni mucho menos a humillar (hay que tener en cuenta que somos distintos).
No es malo sentir celos, lo malo es dejarse mandar o dominar por ellos y no ser claros con la pareja.
Conclusión: Viva y deje vivir!
El amor evoluciona, se transforma, la rutina y la monotonía, pienso, es la ruina del amor!
“El amor es mirar los dos en la misma dirección”.
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