Querido/a Hijo/a Mío/a:
Puede que en estos días te sientas agobiado, mortificado por tantas presiones y preocupaciones. Te sientes confundido y buscas respuestas a tus preguntas. Nadie parece entender lo que te pasa y eso acrecienta más tu dolor y frustración. Pero por si se te ha olvidado, tengo buenas noticias para ti. Y es que en el libro de los Salmos 32: 8 dice:
"Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; Sobre ti fijaré mis ojos".
No existe nada que puedas hacer para cambiar eso, mi mirada está totalmente puesta en ti. Mi amor por ti es incondicional e ilimitado. Cuando los demás te abandonan yo sigo estando ahí. Cuando afligido y cargado sientes que no puedes más con el peso de tus culpas, cargas y angustias, soy yo quien tomo tu carga y te llevo en mis brazos. Soy Yo quien quito tu culpa y pongo paz en lugar de tormentas.
La pregunta que tengo para ti es: ¿por qué te agitas y te confundes? ¿Por qué permites que pequeñeces o cosas, no importe su tamaño, logren apartarte de mí? ¿Acaso no dijiste que me seguirías y me amarías? ¿Acaso no entregaste tu corazón para que Yo lo cambie y ponga cosas hermosas dentro de él?
Si la respuesta es afirmativa, ¿por qué no me dejas hacer mi trabajo? ¿Por qué cada vez que intento colocar en orden tu vida me culpas de las cosas que te pasan? Soy Dios, ese que formó tus entrañas. En mí no hay mudanza alguna, no hay sombra de variación. Si permaneces fiel a mí, verás mi gloria. Recuerda que tu tiempo no es mi tiempo, por tanto confía en mí que tengo más experiencia, sé lo que hay en frente y te amo más que a nadie en el mundo.
¡Dime! ¿Por qué te sientes insignificante? ¿Acaso te crees de tan poco valor? Si por ti Yo di mi sangre en la cruz, cada gota de sangre pronunciaba tu nombre, confesaba libertad y redención.
Hoy te digo PAZ, aprende a descansar en mí. Tú crees que estás listo, pero cuando quiero ver cuán listo estás para recibir lo que tengo para ti, retrocedes. Calla, enmudece, que a mi presencia tiembla la tierra. No me retes como si yo fuera alguien a quien puedes manejar a tus antojos. No actúes como el niño malcriado que monta pataletas y llora cuando no consigue lo que quiere. Aprende y adquirirás sabiduría.
Los siervos y siervas que en mi esperaron obtuvieron respuestas. Si tú confías en mí y dejas que YO obre a mi tiempo, sonreirás y cantarás. Todo esto te digo porque te amo y a quien amo, corrijo. A quien corrijo, instruyo, y a quien instruyo, llamo. A quien Yo llamó respaldo y si te llamo y te respaldo d ebes saber que es porque te amo.
De tu Padre Celestial.
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